¿Nunca te preguntaste qué hubiera pasado si orabas por esa persona que estaba con silla de ruedas cuando pasabas caminando; por esa persona que lloraba sola en una plaza; por aquella familia que estaba a punto de romperse; por el ciego que caminaba pidiendo monedas en el tren; por el borracho que dormía en la vereda, o simplemente si hubieras activado esa idea totalmente loca que se te cruzó alguna vez por el corazón?

Muchas de esas me pasaron y creo que posiblemente se hubiera hecho concreta una oración de Jesús: «… Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra…» (Mateo 6:10 Rvr 1960)

En el reino de los cielos no hay enfermedades, problemas económicos, odio, ni resentimientos, no hay confusiones ni miedos. En el Reino de los cielos Reina la Presencia de Dios.

Jesús dijo: «… Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.»(Mateo 4:17 Rvr 1960) Jesús no decía que nos quedemos en un rincón lamentándonos, decía con esto, en otras palabras: Cambien de actitud porque lo que pasa en el cielo va a comenzar a pasar en la tierra a través de tu vida.

No sé sinceramente lo que hubiera pasado si hubiera hecho las cosas que no hice, pero sí sé que el Dios que creó todo, es capaz de restaurarlo todo por medio de lo que enfrentamos a diario. A veces nos topamos con situaciones en las que si no accionamos, Dios no se puede mover ya que lo limitamos.

Hay veces que Dios habla y da una directiva y el resto corre por cuenta de nuestras decisiones. Quién sabe, quizá mañana te cruces con un enfermo y Dios lo sane, tengas una idea y revoluciones el mundo empresarial o de la medicina. Los locos que se atreven a creer son como antorchas que alumbran el camino para que otros crucen al otro lado sin temor. No sé qué pasó ayer, pero lo que pase mañana no solamente dependerá de Dios, sino de las decisiones que tomemos con respecto a lo que Dios nos mandó a hacer. No importa si se elige cantar, actuar, bailar, las ciencias sociales, naturales, la albañilería, la agricultura, ganadería, robótica, la teología profunda o lo que fuere. No importa el lugar que ocupes, hay un llamado, un Reino que establecer y un Evangelio para dispersar por medio de palabras que tienen que ser sustentadas por hechos y un mundo entero al cual discipular.

Lo que Dios ponga en tu corazón y en tu mente para que digas o hagas, para muchos puede parecer absurdo, pero puede cambiar las vidas y la eternidad de muchos otros. En el Reino de los Cielos nunca dan los cálculos ya que la gracia es el combustible del motor de del movimiento a las obras de la fe.

 «Sin hacer caso de la noticia, Jesús le dijo al jefe de la sinagoga: —No tengas miedo; cree nada más.»(Marcos:36 NVI)

   «—¿Cómo que “si puedo”? —Preguntó Jesús—. Todo es posible si uno cree.» (Marcos 9 NTV)

   «—¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?» (Juan 10:40 NTV) 

Para terminar, me gustaría hacerlo como empecé, con una pregunta: ¿Qué pasaría si hoy te cruzas con una persona en silla de ruedas, con alguien triste, con una familia a punto de destruirse, con un ciego en el tren, con un borracho tirado en la calle, con cualquier necesitado o si se te ocurre una idea fuera de lo común y demasiado loca como para ser realizada?

«Me explico: El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios.» (1 Corintios 1:18 NVI)

Por  Mariano Javier Virnik

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