Como alguien nacida y criada en el sur de los EE.UU, siempre pensaba que el agua era simplemente el hielo que estaba en mi té, la piscina donde nadaba, y los aspersores que mantienen el pasto regado. El agua siempre ha sido un consuelo. El vivir en un encantador oasis (Estados Unidos) me mantuvo ignorante del verdadero valor del agua hasta que deje el oasis para irme al desierto en Niger.

Níger es uno de los países más calientes del planeta. Con el Sahara a nuestro norte, y la arena, la suciedad, y el sol casi en todas partes, todo siempre es bastante seco y tostado. La lluvia cae en el lapso de dos a tres meses. Sin embargo, durante las primeras semanas después de mi llegada, el tiempo era hermoso, y con frecuencia me decía a mi misma «Espera, el calor estará aquí pronto.»

Pero después me venía otro pensamiento que me hacía sonreir. «Soy de Texas», me auto respondía. «Estaré bien.»

No pasó mucho tiempo para dejar de usar esa frase. Sí, podemos saber de calor, pero se requiere la ausencia de un aire acondicionado para estar totalmente familiarizado con la palabra. Al visitar las aldeas de Nigeria, por primera vez, me llamó la atención en varias ocasiones por lo realmente difícil que es para las personas tengan acceso a agua limpia, o simplemente al agua.

03-23-16-1611NE-A3-006-690x460En ausencia de pozos, las personas a menudo recurren a abrir, fuentes impuras de agua para sus necesidades diarias. Las consecuencias para la salud puede ser muy costosa. Aún así, cuando es la única opción disponible, no hay otra opción. Aldeanos sin agua a pie tanto como dos a cinco horas diarias a la fuente más cercana para su abastecimiento.

Todo esto se lleva a cabo con un omnipresente sol que brilla todo el tiempo por encima de uno y la suciedad roja en el suelo debajo de los pies, que reflejan la dirección del sol.

Los pozos para extraer el agua en Níger a menudo tienen una profundidad de 100 metros de profundidad para llegar al agua. Es un recurso muy escaso en el desierto.

Estoy avergonzada de admitirlo, pero hasta que no visité las aldeas, no me había dado cuenta de que era un trabajo inhumano el conseguir agua, incluso teniendo acceso a un pozo. Como mi compañero de habitación y compañero pasante, Elisheva, me dijo con cansancio después de intentar bombear agua para beber, «es mucho más difícil de lo que parece.»

Fue en el contexto de esta experiencia que yo fui capaz de figurarme una historia de la Biblia que he oído desde la infancia pero con una visión completamente distinta. En Juan capítulo 4, nos cuenta la historia de la mujer en el pozo. Jesús le dice del agua viva que sólo Él es capaz de otorgar que permite a la gente a no tener «sed jamás». Ella le dice en el verso 15: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga sed, ni venga aquí a sacarla» (NVI).

03-23-16-1611NE-A3-001-690x460Es como que nunca había entendido completamente ese versículo hasta este momento. ¿Cómo poder comprender su profunda sed de agua cuando Jesús le ofreció darle de beber? Si por comparación cuando tengo sed abro todos los días mi refrigerador y saco el agua que necesite. Ahora se lo agotador que es extraer físicamente el agua diariamente.

Y sin embargo, las mujeres con las que interactuamos durante nuestra visita jamas se quejaron a la hora de darnos de beber (con el esfuerzo que esto conlleva). Con verdadera admiración y profunda auto-consternación, vi a las chicas jóvenes más de la mitad de mi edad extraer agua, llenando baldes, para luego llevarlos arriba de la cabeza, y caminar de regreso a su pueblo para depositar el agua varias veces.

Me gustaría poder decir que yo fui tan obediente y alegre en mis tareas de la infancia, como estas jóvenes que hacían todo sin quejarse.

Me llamo mucho la atención la reacción que tiene la gente de Níger frente a los desafíos y las adversidades. Donde uno renunciaría, ellos perseveran.

Dios se deleita en el uso de los débiles para liderar a los fuertes. Él realmente me enseñó lo que significa tener una sed profunda, física y espiritualmente.

 

Fuente: Samaritan’s Purse

Traducción: Marcos Dominguez