Ministrar la verdad a los niños enseñarles a amar, honrar y obedecer al Señor—es un mandamiento de Dios. En el libro de Éxodo, el Señor dijo a Moisés que instruyera al pueblo que celebrara la fiesta de la pascua Moisés así lo hizo y además dijo a los israelitas que sus hijos preguntarían la razón de esta fiesta (Éx 12:26). Entonces ellos deberían contarles cómo Dios protegió a sus familias cuando eran esclavos en Egipto. Igualmente nosotros deberíamos contar a nuestros hijos lo que Dios ha hecho a nuestro favor y enseñarles que Dios es fiel.

Después de dar a Moisés los Diez Mandamientos, Dios dijo:

6Y Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7y las repetirás
a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al
acostarte, y cuando te levantes (Dt 6:6-7)

El plan de Dios no es que simplemente enseñemos a los niños por unas pocas horas cada semana en la iglesia. La casa es la primera aula de clases y los padres deben enseñarles lecciones sobre Dios todos los días mientras están jugando, haciendo tareas, yendo al almacén o al mercado, durante las comidas y a la hora de acostarse. Los padres sabios buscan los momentos de enseñanza, en que pueden aplicar las verdades bíblicas en la vida de su hijo. Esta forma de aprender ayuda a los niños a adquirir el conocimiento bíblico y ponerlo en práctica cada día de su vida. Los padres dan el ejemplo de cómo amar y confiar en Dios y así ellos obedecen Deuteronomio 6:6-7 todos los días.

¿Por qué se dio a los padres el mandamiento de enseñar a los hijos? Porque los niños reciben mejor la enseñanza cristiana de quienes más los aman—sus padres. El amor de los padres abre el corazón de los niños a Dios Los pastores sabios guían a los padres para que les den enseñanzas de Dios a sus hijos en la casa.

Los libros de sabiduría dan consejos sobre la crianza de los niños. Cuando un árbol está tierno y pequeño, lo podemos doblar en cualquier dirección que queremos que crezca. Pero después de unos pocos años, es muy difícil cambiar la manera en que el árbol está creciendo. En Proverbios 22:6 Salomón dice: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Enseñe a los pequeños a amar y obedecer a Dios y ellos, por lo general, serán adultos fuertes en la fe. Eclesiastés 12:1 anima al joven a recordar a Dios “antes que vengan los días malos…” Enseñar a los niños a conocer a Dios es prepararlos para resistir las tentaciones que les llegarán cuando sean jóvenes y adultos.

Recordá que están a un click de pecar cada día.

 

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