Nuestra banda tenía éxito y yo era la estrella principal. Pero por aquel entonces estaba desquiciado. Todo se basaba en las drogas y en el alcohol. El grupo era toda mi vida, vendíamos un montón de discos y nuestras giras cubrían toda América. La vida en la carretera era maravillosa: peleas, drogas, y Rock & Roll.
Yo quería convertirme en una estrella absoluta del rock, pero el tecladista de la banda y yo discutíamos constantemente. Cada vez buscaba más poder consumiendo cocaína y, sin embargo, me hacía sentir más miserable. Una cláusula del contrato hizo estallar todo. Mi colega del grupo tenía más poder que yo, lo usó y terminó por expulsarme. Me sentí hundido, el grupo era toda mi vida.
Tenía una esposa y dos hijos a los que “amaba”, pero nunca me ocupé realmente de mi familia. Había vivido por y para el grupo. Lo era todo, así que me sentí realmente destrozado. Durante los siguientes seis meses bebí tanto que creí morir de un colapso de alcohol, cocaína y otras drogas. Durante esa época, mi esposa se convirtió al cristianismo y comenzó a hablarme de Jesús. Pero todo lo que yo quería era ser la estrella más rutilante. Me odiaba a mí mismo debido a mi fracaso y mi adicción y comencé a sentirme más y más deprimido. Por otra parte, mi esposa siempre estaba en las nubes y siempre cantando canciones tipo “aleluya”.
EL SUICIDIO, ¿LA SOLUCIÓN?
Una noche de verano, me encontraba muy borracho. “¡En esas condiciones no vengas a dormir conmigo!”, me dijo mi esposa. Con una resaca enorme y mis ropas hechas un lío, desperté en el sofá. Mi hijo más pequeño estaba a mi lado y me miraba: “Papá, ¿qué te pasa?”. La pregunta fue como un puñetazo en toda la cara. Estaba totalmente acabado. “No es Jesús la solución, sino el suicidio”, pensé.
EL HOMBRE DE LA BIBLIA
Mi esposa me recordó la promesa que le había hecho: “¡Tenemos que ir a un consejero, porque tú me lo has prometido!”, dijo. Reaccioné con cara de sorpresa, porque no recordaba haberle prometido nada de eso. Pero mi esposa me llevó al consejero, a pesar de mi imagen de apestoso borracho. Estando allí, tras una conversación espiritual, escuché lo que realmente escondía. Siempre había visto a Jesús como un tipo amable de la Biblia. Pero algo inesperado sucedió. El Espíritu Santo cayó sobre mí y tuve un encuentro poderoso con Dios. De repente, comencé a comprender el mensaje de la Biblia. Esa noche abrí mi corazón a Jesús y dejé atrás todo el lastre que había llevado hasta entonces. Fue totalmente indescriptible como toda presión psicológica y espiritual que me ahogaba desapareció.
JESÚS, UNA APUESTA A LARGO PLAZO
El enemigo quiere destruirnos. Pero nosotros estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. No podemos destruir lo que Dios ha creado y nos ha dado; nuestra vida. Él tiene un plan para todos nosotros. El camino de Dios no es siempre fácil. Suele ser angosto, pero es el único y más seguro camino a seguir. El camino del enemigo es de fácil trayecto, pero tarde o temprano nos llevará a caer y morir. Yo estuve muy cerca, pero Jesús cambió mi vida por completo. Todo el mundo tiene derecho a oír hablar de Jesús. Él es mucho más que un tipo amable. Nosotros no podemos malgastar nuestras vidas y sabotear los planes de Dios. Jesús es una apuesta a largo plazo.