SALMO 132:15
Bendeciré con creces sus provisiones, y les saciaré.

Hemos pasado la mitad de año, ya nos encontramos culminando el mes sexto, y hay una convicción que podemos afirmar, con certeza absoluta: ¡La misericordia de Dios nos alcanza cada mañana, disfrutamos de sus favores, somos bendecidos con sus provisiones!

Podemos observar la generosidad de Dios en todo lo que vemos, aún en Su creación. Las Escrituras, nos relatan en Salmos 147:8 “El es quien cubre de nubes los cielos, el que prepara la lluvia para la tierra, el que hace a los montes producir hierba”. Podemos afirmar cada mañana al despertar, somos colmados de bendiciones, somos portadores del propósito que el trazó para nuestras vidas y fuimos marcados por un destino glorioso.

De la misma manera que el Salmista David, cavilaba en ello, se hacía una pregunta, que también debe reforzar nuestro existir: ¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo? Salmos 116:12. Esta es la forma en la que debiéramos interpelarnos a diario, teniendo la capacidad de entender que no lograremos disfrutar la plenitud de nuestra vida, sin corresponder al amor de Dios, de manera voluntaria. Él nos provee a manos llenas, y lo que podemos ofrecerle en agradecimiento es nuestra correspondencia sin reservas, ya que él no opone resistencia al bendecirnos.

Es mi anhelo que te desafíes, a ser generosa con Dios. Que tu hogar sea el lugar en el que él se sienta complacido. Que en tu ámbito de estudio y/o laboral, él tenga primacía; que cuando mires a tu alrededor, puedas afirmar: “Dios es bueno en todo tiempo, más allá de la situación que me toque atravesar. Mi fe es ejercitada en las circunstancias. En los buenos momentos, mi fe está activa; y en los momentos difíciles, mi fe crecerá, porque reconozco que él está obrando a mi favor. Lo que le damos a Dios, él lo bendice, porque proviene de un corazón generoso, que ha sabido confiar en toda circunstancia. Tu generosidad con Dios, será bendecida y no tengas temor, que a su tiempo honrará tu obediencia y multiplicará la provisión. Recuerda: ¡Él anhela que disfrutes de la plenitud para la que fuiste creada!

 

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