En nuestro continente la palabra independencia cobra un valor relevante; es que al ser por mucho tiempo pueblos dependientes de los reinos Europeos, el deseo de libertad se vivía con mucha intensidad en todos los centros de debate de toda América.
La palabra libertad es admirada y estudiada por el ser humano desde todos los tiempos. Se escribieron canciones y hasta muchos dieron su vida por este ideal. Pero continuamente en la historia de la humanidad vemos que vuelve el hombre a estar bajo algún tipo de opresión que lo lleva a buscar una y otra vez “la libertad”.
Conoceréis la verdad y la libertad os hará libres… Fue el mensaje que dio el Señor Jesucristo a toda la multitud que lo seguía. Por otro lado hay que saber que es la verdad para lograr entender todo el discurso. El mismo se presentó como “Yo soy la Verdad”. Ahora podemos dilucidar todo lo que propone y es que sólo el que logra tener a Jesús en su vida puede llegar a la verdadera libertad. Debemos pasar por esa experiencia personal, descubriendo el camino que nos lleva a esa libertad interior que nos permitirá vivir en paz hasta con nuestro entorno.
Nuestra dependencia es con el pecado y hasta no experimentar el encuentro con nuestro Salvador no podremos vivir su libertad.
Debemos ser independientes de toda fuerza Satánica, viviendo fuera de toda opresión maligna para ser de bendición a todos los que nos rodean.
Cuando una Nación logra su libertad, sus habitantes gozan de los beneficios de ese nuevo estado. Cada ciudadano ahora se maneja con los nuevos códigos y responde a un nuevo orden.
En la vida cristiana, cuando recibimos a Cristo en el corazón, pertenecemos a un nuevo orden y respondemos a un nuevo gobierno sobre nuestras vida.
Somos libres, pero obedecemos a un nuevo gobierno sobre nosotros y ahora somos ciudadanos del Reino de los cielos
Si ya eres libre, disfruta de este hermoso nuevo estado con felicidad y fidelidad, porque no somos ciudadanos de este mundo, nuestra ciudadanía es de los cielos.