Sobrevivientes cristianos de una masacre en Kenia que tuvo lugar en septiembre y que dejó como saldo dos muertos, describieron lo que ellos llamaron ‘una escena del infierno’ a manos de una turba musulmana.

El ataque en el pueblo de Elwak, en Mandera, el 13 de septiembre sucedió cuando una turba enfurecida, que acusaba a los cristianos de ser responsables de la muerte de tres sospechosos a manos de la policía, rodeó a unos trabajadores de la construcción cristianos, y los atacó a piedrazos, matando a dos e hiriendo a dos más.

Jacob Mutua Mativo, uno de los sobrevivientes, compartió detalles del ataque, explicando que tanto el como sus compañeros se encontraban en el techo de la construcción trabajando, cuando el grupo de hombres y mujeres musulmanes rodearon el edificio sin dejarles oportunidad de escape.

Los cristianos fueron atacados a piedrazos, con palos y restos de metales también, lo que les hizo caer del techo y huir por sus vidas.

«Vi a uno de mis compañeros tirado en el piso inconsciente y sangrando por las múltiples heridas,» dijo Mativo. «Pensé que aún estaba vivo. Cuando intenté saltar la cerca, fui golpeado por una piedra enorme y otros pedazos de madera me hirieron el brazo. Perdí la consciencia. Y eso es todo lo que recuerdo.»

Musee Kiema, otro sobreviviente, contó que lo que vivieron fue ‘como una escena del mismo infierno.’

«Antes de que pudiera siquiera pensarlo, estábamos rodeados por completo, bañados en nuestra propia sangre. Antes de que pudiera llegar a la cerca para huir, fui alcanzado por varias piedras que me hirieron profundamente. Vi a mi amigo, Joseph Mwatha Mwangangi, caer inconsciente. Sabía que la hora de la muerte nos había alcanzado.»

Un pastor local que no quiso ser identificado, dijo que los cristianos que sufrieron ataques solo trataban de ganarse la vida.

«No estamos seguros, y todas éstas tragedias demuestran que los musulmanes odian a los cristianos. Sabíamos que existían grupos radicales que nos perseguían, pero ahora son los musulmanes de nuestra misma comunidad quiénes nos atacan,» dijo el Pastor.

Los familiares de las víctimas, hablaron acerca de su dolor y de su esperanza. La esposa de uno de los trabajadores asesinados, sin consuelo cuenta como su pequeño hijo de dos años quedó sin padre.

«No sé qué será de mi futuro, pero estoy convencida de que un día nos volveremos a encontrar en el Cielo,» dijo entre lágrimas.