Porque mis pensamientos no son vuestros
pensamientos, ni vuestros caminos mis
caminos, dijo Jehová.
Muchas veces hemos pronunciado la frase, me traicionó el inconsciente, como si una fuerza externa nos induciría a cometer un error o a pronunciar una frase desagradable u ofensiva. ¿Será que no tenemos la capacidad suficiente para dirigir nuestros pensamientos?
Hay una autoexigencia que no logra su cometido, deseamos hacer algo y resulta que al final hacemos todo lo contrario. Como decía el Apóstol, el bien que quiero hacer eso no hago, más el mal que no quiero hacer eso hago.
De cuantas situaciones nos libraríamos si lográramos hacer o decir lo que hasta estábamos de acuerdo en nuestro ser interior, pero esa fuerza desenfrenada torció nuestro destino en ese instante, haciendo todo lo contrario, dañando y generando discordia.
También nuestra mente debe ser renovada. No podemos pensar como lo hacíamos antes de tener ese encuentro maravilloso con Jesucristo, tenemos que desafiarnos a nosotros mismos a tener la mente de Cristo.
Cuando leemos en la Biblia las palabras
de Jesús dichas a sus discípulos, vemos que sus conceptos son opuestos a los nuestros, porque no sería “sabio” (según nuestro criterio) poner la otra mejilla como lo pide el “Maestro”, nos suena descabellado.
Hemos perdido esa manera correcta de pensar. Fuimos formados con pensamientos perfectos, pero el pecado lo destruyó todo. Ahora el criterio es opuesto al de Jesucristo y los resultados están a la vista.
Cuando estamos frente a un niño, ellos pueden ver con más exactitud lo correcto y señalan a los mayores el camino a seguir, pero el paso del tiempo y el pecado acumulado en ese caminar en la vida, da como resultado un alejamiento de todo lo santo, de todo lo puro.
Jesucristo nos propone “Volver a Nacer”, una nueva oportunidad para el que cree que ya es un caso perdido. Hay una salida del atolladero en que nos encontramos, hoy mismo podemos tener una nueva mente, una nueva vida. De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.