¿Cómo es Él?

Jesús. Muchos lo llamaron Maestro, otros Señor, algún otro le decía: Hijo de Hombre, Hijo de David; Nazareno; carpintero. El Padre lo llamó: “Hijo Amado en quién tengo complacencia”. Caminó entre los hombres. Fue administrador de los negocios del Padre Celestial y también trabajaba en la carpintería de su padre adoptivo. Un día, con preguntas retóricas dejó pensando a los más eruditos, otro sanaba enfermos. Se dormía en las barcas, pero dominaba el clima. Lloraba al morir un amigo, pero con un llamado lo hacía resucitar. Hablaba a las multitudes que lo seguían, sanó a los enfermos, dio vista a los ciegos, abrió los oídos de los sordos, levantó paralíticos, resucitó a los muertos y expulsó demonios; abrió su corazón cuando estaba en su círculo de confianza.  Caminó sobre el agua, multiplicó la comida que un joven traía, haciendo que coman miles. Amoroso con los niños, pero duro con los conservadores. Perdonaba a los corruptos, cenaba con pecadores. Liberó de condenación a una adultera llevándola a cambiar de actitud. Restauró familias; elevó la fe de quienes lo seguían y derrumbó los argumentos de quienes creían tenerlos en su contra. Exaltaba a los humildes y avergonzaba a los orgullosos. Decía lo necesario. Se hizo conocer y temer por reyes sin necesidad de redes sociales. Era el Rey de reyes pero vivió como un siervo. Lavó los pies de los discípulos. Conoce los corazones de todos, pero no todos conocen el suyo. Dio su vida por quienes lo mataron. Fue molido por nuestras rebeliones y por sus llagas fuimos nosotros curados. Lo golpearon, lo escupieron, le dieron treinta y nueve latigazos en la espalda, le pusieron una corona de espinas, se burlaron de Él y clavaron una lanza en su costado. Murió crucificado entre ladrones, como uno de ellos, y resucitó glorificado al tercer día como el Dueño del universo. Ascendió a los cielos delante de muchos, después de enseñar por cuarenta días sobre el Reino de Dios. Y de la misma forma volverá por los que en Él creemos.

Dios hecho hombre. El mensaje hecho persona. Él hacía arder el corazón de quienes lo escuchaban. Era el testimonio caminante del corazón del Padre. No hacía lo que la gente esperaba, hacía lo que tenía que hacer. No buscó agradar a los hombres, porque sabía que tenía complacencia en el Padre. Trajo los cielos a la tierra. Preparó discípulos. Fabricó al mundo en una semana, se preparó treinta años, su ministerio duró tres. Fabricó el universo con las palabras de su boca y es tan grande que le cabe en la palma de su mano.

Siendo Dios, se humilló al punto de hacerse humano, para mostrar que podemos volver a su imagen. Se humilló para salvar a la humanidad, pero la humanidad no lo quiso reconocer. Llamó al arrepentimiento, al cambio de mentalidad. Vino a hacer recordar a las personas que tiene un propósito y que si los seres humanos volvemos nuestra mirada a Él, lo encontraremos. Dios creó a los hombres. Los hombres le debíamos la vida, pero nos alejamos de Dios y pecamos. La Paga del pecado es la muerte. Por eso , el representante del universo y creador de todo lo que existe, se hizo como nosotros y murió por amor, dando su vida en rescate de todos los que crean en Él.

 

¿Milagros, prodigios y maravillas? Claro que sí. Jesús, el Salvador, el Hermano mayor de todos. La perfecta imagen del Padre. Nos íbamos al infierno perdiendo la vida por falta de conocimiento del camino a la verdad y Él vino a decir:

“Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; y nadie va al Padre si no es por mí.”

Jesús Murió y en su muerte se llevó nuestros pecados, decepciones, dolores, enfermedades, frustraciones, etc. Y en su resurrección restauró todas las cosas. Ese, es mi Jesús. El único Camino a la salvación. Él Vive y sigue siendo el mismo, haciendo las mismas cosas que siempre hizo; y volverá pronto por quienes lo esperamos.

Mariano Javier Virnik