Hace unos años atrás, me ofrecí a ayudar a una organización con la que había trabajado en el pasado. Ellos estaban entusiasmados por mí oferta, ya que habían seguido mí trayectoria por mucho tiempo y estaban de acuerdo con las posiciones que había tomado. También dejé en claro que no estaba interesado en la compensación. Mi objetivo era ayudar. Pero nada sucedió, así que simplemente asumí que no estaba en los planes de Dios.
Resultó que había más detrás de la historia.
Cómo me lo explicó un colega dentro de la organización, una persona clave en la toma de decisiones dijo que si públicamente se asociaban conmigo, los activistas LGBT les harían blanco de sus críticas y ataques. Así que, aunque me respetaban y acordaban con mí posición en ciertos asuntos, y apreciaban la manera en que había manejado la cultura de las guerras, no querían tener un blanco sobre sus espaldas.
Cuando mí colega me informó de esto, respondí: “Si no tienen un blanco sobre la espalda, están haciendo algo mal”.
Inclusive ahora, ¿Cómo se puede afirmar la verdad de la Palabra de Dios acerca de la práctica homosexual, el matrimonio del mismo sexo y la identidad transgénero, sin ser señalado como homofóbico o intolerante y demás? ¿Cómo podemos no tener un blanco sobre nuestras espaldas?
Para ser claros, somos llamados a ser pacificadores, no conflictivos. Y deberíamos ser conocidos absolutamente por nuestro amor, compasión, bondad, sufrimiento y buenas obras.
Pero puedes estar seguro de que si el mundo odio a Jesús, también nos odiará a nosotros.
El Señor mismo lo dijo, de manera clara y enfática:
“Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a ustedes, me aborreció a mí. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como a los suyos. Pero ustedes no son del mundo, sino que yo los he escogido de entre el mundo. Por eso el mundo los aborrece. Recuerden lo que les dije: “Ningún siervo es más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán. Si han obedecido mis enseñanzas, también obedecerán las de ustedes. Los tratarán así por causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió (Juan 15:18-21)”.
La oscuridad siempre odiará la luz y el mundo siempre rechazará la Palabra de Dios.
Esto significa que si dejamos nuestra luz brillar y predicamos la verdad con amor, seremos odiados y tratados como viles por muchos. ¿O de alguna manera creemos que seremos más como Cristo que el mismo Cristo? ¿Que podríamos llegar a ser más sabios de lo que Jesús fue? ¿Más amorosos que el Salvador mismo? ¡De ninguna manera!
¿Y cuál fue la razón que Jesús expuso por la cual seríamos perseguidos? Él dijo: “Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece”. Mateo 5:10
Cuando vivimos de manera justa y piadosa, y nos levantamos en pos de esa justicia, enfrentaremos oposición y seremos envilecidos. Cuenta con eso.
Por supuesto, podemos acarrearnos problemas innecesarios y traer reproches al nombre del Señor por nuestra conducta tonta, ya sea por la hipocresía, por ser detestables, por la falsa piedad, la inmadurez, carnalidad y otras cosas más.
Cuando sufrimos por nuestra necedad, eso corre por nuestra cuenta. No tiene nada que ver con la causa de Cristo.
Pero, en el presente de la hiper-agresividad LGBT, puedes estar seguro que por el simple hecho de sostener una Biblia, ser un creyente amante de Jesús, seremos atacados, criticados, y maldecidos.
Consecuentemente, si eres un líder en el Cuerpo, alguien llamado para proclamar las verdades divinas sobre conceptos como la vida, salvación, moralidad y familia, ciertamente tendrás un blanco en tus espaldas.
Si hablas en favor de los no nacidos, serás un blanco.
Si defiendes el matrimonio como Dios lo estableció, serás un blanco.
Si te involucras activamente en alcanzar al perdido, serás un blanco.
Si clamas que la salvación es solo a través de Jesús, serás un blanco.
Si predicas la Palabra de Dios, con quebrantamiento y humillación, sin diluirla, serás un blanco.
Es inevitable y no lo puedes esquivar.
Cómo resumen hecho por en 2da Timoteo 3: 10-13, “Así mismo serán perseguidos todos los que quieran llevar una vida piadosa en Cristo Jesús”.
En síntesis, si no estamos siendo perseguidos, resistidos o apuntados en algún área por nuestra vida piadosa y nuestro mensaje de Jesús, algo está mal.
Nuestro Señor tenía un blanco gigante sobre sus espaldas. Cómo Él dijo, “El discípulo no es superior a su maestro, ni el siervo superior a su amo. Basta con que el discípulo sea como su maestro, y el siervo como su amo. Si al jefe de la casa lo han llamado Beelzebú, ¡cuánto más a los de su familia!” Mateo 10:24-25
¡Qué así sea! Por su gracia, no nos echaremos para atrás y no retrocederemos.