De niña, Srey Mom tenía un sueño: ser médica. Pero su sueño se desvaneció, al igual que los sueños de miles de niños camboyanos de su generación. La brutalidad de la guerra civil que devastó casi por entero al país, asesinó esos sueños.
Entonces, Srey Mom y su familia huyeron a la vecina Tailandia, donde encontraron a hombres y mujeres trabajando en un campo de refugiados.
Mom añoraba la paz y la libertad y esto la llevó a asistir a los cultos, ya que en el campo se rumoreaba que un refugiado cristiano tenía más posibilidades que otros de recibir asilo en países europeos.
Pero, ¡Nada de eso ocurrió! El resultado fue totalmente inverso. Srey aprendió la Palabra de Dios y al mismo tiempo sintió un profundo llamado por servir a otras personas. Esto la impulsó a regresar a Camboya, en lugar de vivir en paz en un país europeo.
A principios de los ’90 su país firmó un acuerdo de paz. Esto permitió que Srey Mom regresara a su Patria y con el tiempo descubriera que quería dedicarse de manera incondicional a los pobres y discapacitados de su comunidad de Siem Reap.
En los hombres y mujeres marginados y mutilados por las minas ella vio a Jesús que una vez dijo: «Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25:40).
Actualmente, Mom es directora de una organización cristiana en Siem Reap y tiene muchos proyectos para los aldeanos. La regla de oro es que nadie se quede fuera de la escuela a causa de la pobreza.
A veces Srey Mom va más allá de su rol de directora. Visita las aldeas y organiza ella misma talleres para la formación de los docentes, testificando de Dios para el crecimiento de sus vidas.