El gobierno húngaro ha tomado una decisión que ha causado un gran impacto. Ha comenzado a construir una valla a lo largo de su frontera con Serbia. Con ello, pretende detener el creciente flujo de inmigrantes ilegales.
En repudio a la valla, unas mil personas de diferentes organizaciones civiles de Budapest, realizaron una manifestación en la que exigieron a sus gobernantes que respeten los derechos humanos y protejan a los refugiados que llegan al país.
Grupos de cristianos marcharon entre los manifestantes, al mismo tiempo que mostraron pancartas con frases como “Jesús también fue un inmigrante” o “Mi mejor amigo era inmigrante”.
La manifestación partió de la iglesia más grande de la ciudad, y recorrió el tramo que la une al edificio del Parlamento. Al llegar, la muchedumbre rompió la maqueta de la valla de 15 metros, que simbolizaba la obra que se construye en la frontera, además de cortar el alambre en varias partes.
HUNGRÍA PRETENDE FRENAR LA INMIGRACIÓN CON UN MURO
Desde el lunes Hungría construye una valla que será de 4 metros de altura y 175 kilómetros de largo. El gobierno húngaro afirma que esta obra defenderá sus fronteras y las de la Unión Europea, ante la llegada de más de 70.000 inmigrantes registrados en lo que va del año, que se suman a los 43.000 que arribaron durante todo el año pasado.
Países pobres o en conflicto como Siria, Afganistán e Irak son los que expulsan a sus ciudadanos, que en su gran mayoría tratan de viajar a zonas más ricas de la UE. Sin embargo, bajo las reglas de la UE esos estados envían inmigrantes ilegales de regreso a Hungría, por donde entraron a Europa.
“EL DINERO DEBIERA INVERTIRSE EN AYUDAS Y NO EN UNA VALLA”, SOSTIENEN LOS ACTIVISTAS
Durante la manifestación, algunos activistas se dirigieron al público y dijeron que la valla no servirá para frenar la llegada de las personas que huyen de los países en conflicto, por lo que el dinero invertido en su construcción es “un desperdicio”.
Por su parte, Editar Gyantar, dijo que la valla era “inmoral” ya que los cientos de miles de inmigrantes viajaban a los Estados occidentales desde Europa del Este en una búsqueda desesperada por un lugar mejor para vivir. También un manifestante llamado Agnes Hars enfatizó: “El dinero debe invertirse en ayudas”.
Un estudiante de Alemania, Johann Mahr, expresó que todos los países europeos tienen la responsabilidad de detener el sufrimiento, “especialmente si ha sido causado por la política exterior aplicada en Medio Oriente”. “Y aunque el Gobierno diga que estas personas son inmigrantes económicos esto no es así, -concluyó-, ya que la mayoría de ellos huyen de situaciones absolutamente terribles”.