La ciudad de Szeged, es la ciudad más importante y más grande en la llanura sur de Hungría, y desde allí dos pastores evangélicos se refirieron a la situación que se vive en este país, luego del paso de los inmigrantes. Los pastores también señalaron que Hungría “necesitará a la iglesia para ayudar a integrar y aceptar a los refugiados que se queden a vivir allí, definitivamente”.

Desde el pasado martes 15 de septiembre, Hungría cerró sus fronteras a los refugiados y ahora, arresta a cualquiera que trate de entrar ilegalmente al país. A raíz de esta situación, dos pastores de iglesias evangélicas en Szeged compartieron sus impresiones de lo vivido y respondieron preguntas tales como: ¿Qué ocurrió en esos últimos días? ¿Cuáles son las perspectivas de los cristianos que viven en el país? cuando fueron entrevistados.

Andy Cheesman, es pastor de una iglesia pentecostal en la ciudad de Szeged, lugar también conocido como la “ciudad del sol” porque tiene la mayor parte de sus días soleados, y desde allí, expresó: “En los últimos días aumentaron los grupos de refugiados tratando de evitar a la policía. También vimos mucha gente caminando por la antigua carretera a Budapest; y otros siendo recogidos por la Policía”. En otro párrafo del relato narró: “El domingo 13, se produjo un flujo masivo de personas en el área de refugio temporal al lado de la estación de trenes de Röszke, junto a la frontera. A las 2 de la madrugada del lunes comenzó el envío masivo de refugiados en los autobuses locales. A las 10 de la mañana, el sitio estaba cubierto en un 40% y por la tarde, hacia las 17 Hs., el sitio era un pueblo fantasma, con organizaciones, iglesias y ONG’s empacando y trabajando para trasladarse a la parte serbia”.

La ciudad de Szeged también se conoce como “la ciudad universitaria” dado que su Universidad con sus más de 15.000 estudiantes le dan un clima muy joven a este lugar que se ha visto conmocionado por la llegada de los migrantes, en su mayoría sirios. Esto ha producido que: “Todo el mundo está cansado: los migrantes, la policía y los voluntarios”. Estas palabras fueron pronunciadas por Kyle Eckhart, otro pastor sirviendo en Szeged y que ha vivido en el país en los últimos 20 años.

En el marco de las entrevistas, Eckhart también explicó que han surgido tensiones, ya que “grupos civiles han estado ayudando y mucha de la ayuda humanitaria que ha llegado se ha desperdiciado. Es decir, los migrantes reciben alimentos, agua, tiendas de campaña, y luego tan pronto como se desplazan lo dejan todo atrás. Lo que no quiere decir que no aprecien lo que se les ha dado”.

Varias iglesias húngaras trabajan sin descanso

Ante la llegada de los migrantes, los cristianos no han sido ajenos a la situación. Así lo explica Cheesman cuando relata que: «Hemos recogido dinero, alimentos y artículos de primera necesidad para distribuirlos en la estación de trenes, dado a que en una primera instancia, los refugiados fueron trasladados a través de ellos. Luego, enviamos estas mismas cosas directamente al campamento de Röszke, donde están alojados”. En otro párrafo, Cheesman narra: “Otras iglesias han trabajado más de 18 horas distribuyendo ayuda y proporcionando alojamiento temporal”. Pero ha sido “muy difícil y frustrante para las iglesias locales”, especialmente para «los líderes, ya que los recursos limitados significa que todos tenemos uno (o más) trabajos de tiempo completo que han limitado directamente la oportunidad de ayudar”.
Por su parte, el pastor Eckhart añadió: “Nosotros como iglesia (una pequeña iglesia) llevamos todo lo que pudimos juntar, y de este modo acompañamos a un grupo de voluntarios que hicieron un buen trabajo liderando los esfuerzos para ayudar a los inmigrantes en la estación de trenes de Szeged. Otras denominaciones también han dado en abundancia, ya que cuando la situación explotó en la frontera muchas de las iglesias nacionales (que tienen mucha más mano de obra y recursos) se involucraron en la crisis. Establecieron tiendas y con sus voluntarios distribuyeron la ayuda a los migrantes”.

Apoyo ciudadano a los refugiados

Cuando el periodista preguntó: ¿Cuál ha sido la actitud de los ciudadanos húngaros hacia los refugiados que llegan?, Andy Cheesman respondió: “Muchos húngaros han sido muy generosos con su tiempo y dinero. Todo el apoyo a los refugiados ha venido de la sociedad civil, con gente que ha tendido la mano a otros seres humanos”. En otro párrafo, también mencionó y opinó que: “El gobierno directamente no ha estado involucrado en ayudar, solamente en el ámbito policial, en la seguridad de las fronteras y en el transporte de los refugiados en todo el estado. El comportamiento de la policía y de los refugiados fue ejemplar”.

Por su parte, la esposa de Andy, que trabaja como profesora en la Universidad de Szeged, contó cómo “Aún los estudiantes internacionales, incluyendo los estudiantes de medicina de la universidad local, ayudaron a todos en especial con la traducción”.

“La mayoría de los húngaros están divididos”

Obviamente, esta difícil situación ha conmocionado a los ciudadanos húngaros y esto los impulsa a tener opiniones diversas. Cuando se trata de cómo manejar la crisis de los refugiados, muchos apoyan las políticas restrictivas del primer ministro Víctor Orban. A raíz de esto, un profesor de inglés en una escuela secundaria bilingüe, dijo: “Creo que la mayoría de los húngaros están indecisos. He hablado con muchos de ellos en nuestra iglesia y también con los que trabajo. Ellos están indecisos porque quieren ayudar a los migrantes, pero tienen miedo de los malos individuos que tienen otras exigencias, ya que cruzan la frontera de manera ilegal”.

Evangélicos: trabajando por “objetivos comunes”

Ante la complejidad de la situación, los periodistas preguntaron: ¿Qué pueden hacer los cristianos?, y Cheesman respondió: “En primer lugar, trabajar juntos por objetivos comunes. Hay una tendencia de las personas e iglesias a trabajar para sí mismos, mostrando la forma en que están haciendo la diferencia. Ha sido alentador ver que algunos grupos tienen recursos comunes y unen esfuerzos”.

En otro párrafo de la entrevista, Cheesman resaltó: “Los cristianos deben saber cómo comunicar esta situación a sus compañeros de trabajo y a sus familiares. Hungría es un lugar muy mono cultural, y entonces necesitará a la iglesia para ayudar a integrar y aceptar a los refugiados que se queden a vivir en la cultura húngara”.

También el pastor evangélico Kyle Eckhart está de acuerdo en el hecho de que “las iglesias evangélicas pueden ser sal y luz al trabajar juntas, y deben continuar dando un vaso de agua fría a los necesitados, en el nombre de Jesús”.

Para finalizar, el pastor pentecostal Andy Cheesman concluyó: “El desafío es cómo avanzamos ahora. No está mal hacer el trabajo a corto plazo en la frontera cuando la gente se mueve con rapidez, pero ¿cómo vamos a responder a un desafío que podría durar años?”.-