Muchas veces no nos animamos a grandes desafíos, no por falta de capacidad o preparación, solo es nuestra fuerza de voluntad que no enfrenta el reto.

Hay una antigua frase que dice » debemos tomar el toro por las astas», haciendo alusión a que llegan momentos que no debemos ser débiles ante situaciones que requieren todo de nosotros.

También podemos decir que la valentía solo sale a la luz en momentos apremiantes, porque en definiciones diarias y comunes la respuesta que se espera es sencilla y con un compromiso mediano, pero hay momentos y situaciones donde debemos poner lo mejor de nosotros y demostrar un compromiso mayúsculo.

Cuando Dios nos pone en una tarea grande y casi imposible, no es para que fracasemos, sino que ya sabe que estamos capacitados y dotados para llevarla acabo, ¿Qué es entonces lo que nos juega en contra cuando nos sentimos fracasados antes de empezar? Solo se trata de ese empujón de ánimo que nosotros mismos nos tenemos que dar, saber que Dios se hace fuerte en nuestras debilidades. Tenemos que sobrellevar ese momento, levantarnos aun con nuestras pocas fuerzas y poner manos a la obra.

La orden es no temas ni desmayes, así debemos hacer, esforzarnos lo más que podamos que el resto lo hace el Señor.