En verano de 2014 Bogdan Chazan fue relevado de su cargo al frente del hospital de la Sagrada Familia de Varsovia por su negativa a practicar un aborto respaldado por lo contemplado en la ley polaca, ya que se trataba de un caso de malformación del feto.

El destacado profesor de ginecología, alegó entonces la cláusula de conciencia y argumentó que, como cristiano, reprueba el aborto. Sin embargo, el Ministerio polaco de Salud, en su momento, consideró que Chazan había vulnerado la norma de la práctica médica porque, al rechazar realizar el aborto, tendría que haber facilitado a la paciente un médico o centro alternativo donde poder interrumpir su embarazo.

Tras esta polémica desatada por Chazan, más de 3.000 médicos y enfermeras polacos firmaron una declaración en la que defendían su derecho a negar tratamientos contrarios a sus creencias religiosas.

“Sufrí una pena muy dura (el despido) y considero que no fue ni razonable ni justa”, dijo Chazan, quien añadió que la decisión del comité disciplinario le hace recuperar la “fe en la justicia”. Hoy el facultativo ha asegurado a la prensa que exigirá a las autoridades que le restituyan en su trabajo.