Oremos por la situación en Turkmenistán, especialmente por una iglesia clandestina que se reúne en un hogar. En la última reunión los miembros del grupo acabaron en la comisaría.

Durante el tiempo de oración la policía irrumpió en la casa, lo registró todo y a todos y después se los llevaron a la comisaría “para aclarar las circunstancias” de la reunión durante varias horas.

Tras el interrogatorio los pusieron a todos en libertad, pero los familiares musulmanes de algunos de los miembros están ahora muy agresivos contra su fe. Los miembros de la congregación están bajo estricta vigilancia de la policía.

Oremos por nuestros hermanos creyentes de trasfondo musulmán que están bajo esta “doble presión”, por parte de la policía y por parte de sus familiares musulmanes.