Este es el caso de Jamat, un niño cristiano que vive con su abuela en una de estas aldeas.
Ellos van a una iglesia ubicada en una casa muy pequeña, ya que no hay una gran cantidad de cristianos en su pueblo. Además ellos no tienen miedo de que la gente sepa que ellos son creyentes, a pesar de las persecuciones.
Jamat es molestado en la escuela por otros niños que dicen que su familia está llena de «traidores» por convertirse en cristianos. Su abuela es incapaz de encontrar un trabajo; nadie quiere contratar o asociarse con un cristiano.
Cuando los representantes de la CCI nos dijeron acerca de Jamat y su abuela, sabíamos que queríamos ayudar. Consideraron que una vaca lechera sería la ayuda perfecta para ellos.
Ambos podían hacerse cargo de la vaca, tanto vender y usar la leche. Esto les ha creado un negocio sostenible, así como un nuevo amigo para Jamat.
Fuente: http://www.persecution.org/