Esta es una de las quejas más comunes y reiteradas que los papis piden consejo: «Mi hijo no me escucha cuando le hablo, tengo que gritarle para que me preste atención».
Ya sea que les pidamos que hagan alguna tarea del colegio o recojan los juguetes de su habitación, que vengan a almorzar, parece que nuestras palabras les entran por un oído y salen por el otro, solía decir mi abuelo.
¡Es hora de ajustar algunos cambios!
- Le pedimos objetivos alcanzables: Recoger los juguetes es una petición fácil de cumplir incluso para los más pequeños si les facilitamos la tarea colocando cajas o cestos vacíos, la primera vez podemos ayudarlos, al vernos hacerlo nosotros primero sabrán cómo hacerlo.
- Háblale directamente: No vale que estemos en la cocina lanzando gritos y con la radio o tv de noticias de fondo: «Vete a la ducha yaaaaaa». No podemos decir de aquello que mi hijo no me escucha si lo que hacemos es gritar desde otra habitación. Hemos de dejar lo que estamos haciendo, ir junto al niño, mirarle a los ojos, ponernos a su altura e intentar que no haya distracciones alrededor, como la tablet, o pc etc. Cuando veamos que está escuchando, es entonces cuando hemos de darles las pautas o tareas que ha de realizar.
- No grites: Los gritos constantes bloquean a los niños, si la intención es que nos hagan caso, lo único que lograremos es paralizarles y que nos teman. ¿No has visto el rostro asustado de tu hijo cuando le gritas? Es más eficaz una orden directa, firme pero sin gritos, clara y concisa.
- No le des varias órdenes a la vez: «Vamos ponte las zapatillas, y luego vete a hacer los deberes y llévate esos juguetes de la cocina», no significa que nuestros hijos puedan hacerlo. Es más eficaz cuando les damos primero una tarea, y esperamos a que la terminen para darle la siguiente.
- Escucha a tus hijos: Es el primer mandamiento de todo padre para ser ejemplo para los niños, es el pilar de la educación, si no les escuchamos a ellos, difícilmente podemos pedirles que lo hagan.
- Utiliza el sentido del humor: Cierto es que no es fácil hacerlo cuando nuestro día a día es tan estresante, pero imposible tampoco. Si pruebas, verás que es mucho más eficaz cuando nuestros hijos no nos escuchan. «Entré a tu cuarto con máscara de gas, estaban todos los juguetes desparramados por el piso y tus medias también, podrías juntar y ordenar tu cuarto pronto, gracias».
- Emplear una caricia: Cuando recurrimos al «no» constantemente, cuando gritamos sin parar o cuando estamos de mal humor los niños reaccionan peor que si les hablamos con amor, con una sonrisa o les damos una caricia mientras les pedimos algo.
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