Dos pastores han ofrecido consejos prácticos para combatir la adicción a los teléfonos inteligentes – un problema que ellos dicen está permeando la iglesia con una rapidez sin precedentes.

La adicción a los teléfonos inteligentes es uno de los “problemas pastorales mas grandes” de hoy en día, dijo Joe Rigney, autor, profesor de seminario, y pastor de la Iglesia Cities, en un video que fue publicado en el sitio web Gospel Coalition, más sin embargo hace solo unos años fue que salió a la luz.

“Creo que en cualquier momento cuando estamos predicando en nuestra iglesia y hacemos una aplicación a la tecnología y a los teléfonos inteligentes…se puede sentir palpablemente que hay un hambre de parte de nuestra gente por algo como, ‘si, sentimos que hay algo mal allí, y no sabemos exactamente que hacer’. Sentimos que son tan ‘esenciales’ para la vida. Son tan útiles en muchas formas, aun así, se siente como que algo no está bien”, dijo él.

El primer paso en combatir la adicción a los teléfonos inteligentes, dijo Rigney, es empezar a admitir que hay un problema.

“Creo que la primera cosa es solo admitir y reconocer que, si eres un pastor o si eres una persona del clérigo, no eres el único, y este es un problema en todos lados, y necesitas admitir que es un problema real”, dijo él. “Creo que probablemente la primera cosa es realmente atacarlo de frente – estos pequeños aparatos han sido diseñados por algunas de las personas más inteligentes del planeta para asegurarse de que estés usándolos todo el tiempo, y no eres Superman”.

En vez de buscar un teléfono inteligente al comenzar tu día, Rigney recomienda que busques la Biblia y pases tiempo en oración.

“Si resisto [a mi teléfono] y me pongo a orar, leer la Biblia…de pronto cuando esté saliendo por la puerta voy a decir, ‘oh, eso estuvo bien. Esa fue una buena mañana’. Me siento diferente de cuando estaba revisando mi celular por la casa durante 30 minutos antes de que se levantaran los niños”, reflexionó él.

Dave Mathis, el editor ejecutivo para desiringGod.og y pastor de la iglesia Cities Church, estuvo de acuerdo que para “tener un mayor sentido de lo que se trata tu vida”, es importante “orar al principio del día y orar al final del día, en vez de revisar el mundo”. Él enfatizó que la adicción a los teléfonos inteligentes quita la importancia de las cosas en la vida, como pasar tiempo con nuestros hijos.

“Una de las grandes tragedias es vivir con tales dones y contarlos como pequeñas cosas, o contarlos como un estorbo, o tomarlos en cuenta solo mientras nos alejan de estos aparatos tan sorprendentes y tontos que llevamos con nosotros”, dijo él.

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“Me he dado cuenta que el tiempo extendido que pasamos en un teléfono inteligente es agotador”, añadió Mathis. “Te drena. Después de un tiempo mis ojos se sienten extraños, emocionalmente me siento con menos energía”. En contraste, pasar tiempo con los que amamos o gastar energía en el servicio a otros hace que nos sintamos “mejor”.

“También hay una química cerebral detrás de eso, no solo un significado espiritual. Una cosa de estos teléfonos es también que tan inactivos nos vuelven, y Dios no nos creó para estar inactivos. Esas es una cosa con la que hay que luchar en el proceso”, dijo él.

Rigney animó a los creyentes a intencionalmente dejar sus teléfonos de lado y encontrar “libertad refrescante”, añadiendo: “Lo voy a poner allí por que quiero deliberadamente remover esta cadena, y no hacerlo accidentalmente”.

Numerosos estudios han ligado la adicción al teléfono inteligente con la depresión, estrés, ansiedad y otros problemas de salud mental. Una encuesta reciente de 2.000 personas adultas llevada a cabo por OnePoll bajo el encargo de Vision Direct mostró que los adultos pasan 4.5 horas del día en sus teléfonos.

Niña Schroder, una terapeuta de salud mental en Virginia Commonwealth University le dijo a The Christian Post que, a la luz de estas estadísticas, “los estudiantes tienen que entender lo que esta pasando” y el riesgo de tener tiempo de pantalla excesivo.

“No creo que entienden completamente los efectos de las pantallas”, dijo ella. “Quiero que las personas entiendan que hay efectos negativos por el alto uso de tiempo en las pantallas”.

“No estoy diciendo que todo el uso de pantallas sea malo, por que hay unos usos muy buenos. Pero tenemos que tomar en cuenta que tanto las usamos, y como las usamos, cuando las usamos y como nos está afectando”.

El Pastor Greg Laurie recientemente en una carta abierta dijo que el antídoto para la adicción a los teléfonos inteligentes es simplemente “estar tranquilos”.

“Necesitamos hacer un esfuerzo consiente para desconectarnos de este aluvión de medios. Eso no tiene que ser algo permanente (aunque esa no seria la peor idea que exista) pero si necesita ser intencional”, dijo él. “Necesitamos sentarnos, vernos unos a otros y hablar”.

“Este es un tiempo critico para que la iglesia y las comunidades de fe den un paso al frente. Eso no significa que tenemos que ofrecer nuestra versión de todo lo que tiene la cultura, si no algo que severamente le hace falta a la cultura. Estoy hablando sobre una comunidad autentica, amorosa llena de personas que hacen lo que puedan para interactuar con otros – especialmente con los jóvenes – y entonces tomarlos bajo su ala para ser su mentor y ‘discipularlos’”.

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