Para muchos cristianos, la Biblia es clara acerca de la homosexualidad: es un pecado. Pero existe una controversia entre los creyentes acerca de cómo afectan sus convicciones al relacionarse con homosexuales.
¿Qué tan abiertas deben ser las iglesias a la hora de recibirlos, sin comprometer sus creencias? ¿Como deben responder los padres ante la confesión de un hijo gay? ¿Como determinar cuando aplicar la gracia y cuando aplicar la verdad?
Como Pastor, Bruce Miller empatiza con las mismas controversias.
Él trató el asunto en su sitio web esta semana, debido a que entabló amistad con una mujer lesbiana quien decidió asistir a su iglesia, Fraternidad Cristiana en McKinney, Texas. Él la recibió en la cena de Acción de Gracias en su casa, donde la mujer se sintió amada y reconoció que nunca había experimentado una ‘familia saludable’ antes.
«Después de unirse a un grupo pequeño, la muchacha compartió su historia personal y el grupo le brindó todo su amor,» dijo Miller. «Además, ellos oraron por su vida y la abrazaron. Eso fue una poderosa expresión de amor y ella se conmovió profundamente.»
La mujer mantuvo conversaciones con el Pastor en el marco de la consejería. Ella le preguntó a Miller si la recibiría en la iglesia en el caso de que conociera a otra mujer e iniciara una relación. Miller, aclarándole que no oficiaría un servicio de matrimonio entre personas del mismo sexo, si le aseguró que las puertas de la iglesia estaban abiertas ‘para adorar juntos a Jesús’.
La muchacha se mudó a otro estado del país.
«Ha sido una lucha,» admitió Miller. «Fue muy difícil.»
Para él, la clave estaba en tratar a esta mujer en particular, y amar su persona.
El Pastor aún trata de ponerse en la perspectiva de quienes ven el asunto desde un extremo u otro, pero siente que la iglesia necesita encontrar caminos para llegar a los homosexuales, algo en lo que hasta ahora ha fallado.
«La idea de las personas en general es que ‘los cristianos odian a los homosexuales’ y que los condenan por ‘cometer el peor de los pecados’,» dijo el Pastor.
«Deseamos mostrar el Amor de Cristo y sin embargo, nuestra historia no hace honor. Las Iglesias en Norteamerica, hablando en general, han fallado en la crisis del SIDA, la iglesia no estuvo ahí para cuidar de la gente. Debemos tratar con bondad a todos los que se acerquen a la iglesia.»
«En términos generales, los homosexuales son como cualquier otra persona que llega por primera vez a la iglesia, y deben recibir el mismo trato.»
Cuando Miller invita a un homosexual a la iglesia y le dice que será bienvenido o bienvenida, la reacción de éstos es ‘¿de verás?’
Así que Miller, quien cree firmemente que el matrimonio fue hecho para el hombre y la mujer, alienta a su iglesia a ir más allá y abrazar la llegada de homosexuales a la congregación.
«No será tan difícil convencer a alguien de que es amado, si realmente deseamos que pueda encontrar el Amor y la Gracia de Jesucristo,» dijo Miller.
«Tenemos que mostrar el Amor Incondicional de Cristo y la inmensa Gracia del Padre para con aquellos que están perdidos.»
Miller está convencido de que los asuntos sexuales ‘son probablemente el asunto más importante de Norte América’.
Y los cristianos deben tratar el tema con extremo cuidado pues las generaciones más jóvenes ‘observan a la iglesia acerca de cómo reaccionan sobre el asunto, para ellos actuar en consecuencia también, » advirtió Miller.
Es importante tener claro las convicciones teológicas, pero al mismo tiempo, «es importante no arrojar piedras a las personas, y en su lugar extender gracia y misericordia,» remarcó.
Miller explicó que muchos cristianos se sienten incómodos respecto a dar una cálida bienvenida. El temor de que la iglesia pueda llegar a ser indulgente con el estilo de vida de los homosexuales, se refleja en las conversaciones de los líderes y los miembros de las congregaciones.
«Las personas se ponen nerviosas pues consideran que amar a alguien pueda comprometer la verdad acerca de su comportamiento. Un abrazo no compromete nuestra teología. Podemos amar incondicionalmente sin quitarle valor a la verdad. Jesús estaba lleno de gracia y de verdad. Nosotros necesitamos de ambas cosas completamente.»
Miller trata de ayudar a los creyentes a reconocer que la Cruz fue para todos los pecadores y debemos expresar el Amor de Cristo a todos, sin importar qué han hecho.
Una Iglesia debe ser como una familia amorosa (que recibe a todos en el hogar) y sirve la mesa para que todos sean alimentados.