Un Pastor bautista de Hong Kong convirtió la sala de la Corte que lo enjuició en su púlpito de predicación, donde citó las Escrituras e hizo un llamado a la justicia en el nombre de Dios, después que él y ocho activistas más fueran condenados el martes por crímenes relacionados con partidos demócratas y de protesta.
Chu Yiu-ming, líder de la Iglesia Bautista Chai Wan, recordó su testimonio de cómo encontró paz en Cristo después de una infancia difícil y defendió su llamado a luchar por los derechos humanos, la dignidad y el cuidado por las personas.
«No tenemos remordimientos. No guardamos rencor ni deseos de venganza. No nos rendiremos,» dijo Yiu-ming, hablando en nombre de sus compañeros respecto al deseo de hacer cumplir los derechos humanos en Hong Kong. «En palabras de Jesús, ‘Bienaventurados los que son perseguidos por hacer lo correcto, porque el Reino del Cielo les pertenece» (Mateo 5:10)
En 2013, Chu junto a dos compañeros, Benny Tai y Chan Kin-man, lanzaron el movimiento Ocupación Central Amor y Paz, que luego llevaría a la propagación del movimiento Paraguas el siguiente año. Los tres llevaron adelante una protesta de desobediencia civil no violenta, por lo que la Corte de Hong Kong los encontró culpables de ‘conspirar contra el orden público’.
Cómo administración especial de China, Hong Kong ha otorgado un poco más de libertad y autonomía que en el resto de la región. Sin embargo, no se eligen las autoridades por democracia, y los cristianos están preocupados del creciente control comunista sobre el pueblo.
El pastor de 75 años expresó en la Corte:
«Luchamos por la democracia, porque la democracia nos asegura libertad, igualdad, y amor universal. La libertad política es más que la lealtad a un gobierno. Es la dignidad humana. Cada persona que vive en una comunidad posee un potencial único y poderes, los que la hacen capaz de contribuir a la sociedad. Los derechos humanos son un don de Dios, y no pueden ser quitados arbitrariamente por un régimen político.»
Mientras esto sucedía, más de 200 cristianos se reunieron en la Iglesia Kowloon Union, para orar por el Pastor Chu y sus compañeros y afuera de la Corte quienes lo apoyaban llevaban paraguas en señal de apoyo.
Los cristianos protestantes representan el 6% de la población en Hong Kong. Este grupo ha representado una de asistir oposiciones más fuertes contra el régimen comunista y la lucha por la democracia en los últimos siete años, impulsados por las convicciones bíblicas acerca de la justicia social y el libre albedrío.
«Las semillas de la desobediencia civil no violenta han sido plantadas en lo profundo de los corazones del pueblo de Hong Kong,» dijo Chu en su testimonio, que logró hacer que los presentes llegarán hasta las lágrimas. «Es un tiempo de despertar en los derechos civiles y espirituales… Bienestar, decencia, y
paz son nuestros sueños en común. También son la voluntad de Dios. Luchemos para verlos hecho realidad en nuestra ciudad.»
«Este valle de sombra de muerte nos llevará a mayores alturas espirituales,» dijo Chu. «Por décadas he predicado numerosos sermones. Sin embargo, no pensé que el sermón más importante de mi vida sería éste frente a quienes me sentencian por mis creencias.»
Amnistía Internacional denunció que la condena «es un golpe a la libertad de expresión y al derecho de protesta en Hong Kong.»