Necesitaban solamente una oportunidad y la consiguieron, ahora viven dignamente. Se trata de un grupo de jóvenes que cometieron delitos, cumplieron su condena y al salir encontraron un trabajo digno en la Panadería Esperanza.
Se trata de un proyecto impulsado por la iglesia del Pastor Jonathan Vera, el Patronato de Liberados y la fundación Alas Solidarias, que está en marcha desde abril y que ha tenido muy buenos resultados.
El Pastor abrió las puertas del negocio que trabaja los siete días de la semana, y en el marco de un delicioso aroma, habló con Diario La Provincia.
«Soy Pastor de la Iglesia Evangélica y desde hace 16 años que vamos los días lunes, martes, viernes y domingo al penal a llevarles la palabra y a trabajar con los chicos. Mi papá empezó y hace cinco años cuando él murió yo lo continué. Nos dimos cuenta de que no bastaba con llevarles la palabra. Cuando los chicos salían veíamos en los diarios que al otro día los encontrábamos robando de nuevo. Entendimos que necesitaban una salida laboral porque salen, y cuando van a pedir trabajo le piden los antecedentes. Y si se enteran de que estuvo preso lo revotan, la sociedad lo discrimina y vuelve a lo que conoce que es el delito», comenzó la explicación.
Él mismo estuvo detenido, por lo que sabe perfectamente lo que es estar en esa situación. «Cuando uno sale de la cárcel lo primero que hace es encerrarse en su casa, queda una especie de trauma. Cuesta mucho recuperarse, y necesitamos una contención que no pasa por que te den un bolsón de mercadería. Es una alegría tan grande salir en libertad, pero al mismo tiempo es una amargura tan grande cuando uno sale y sabe que tiene 4, 5, 6 niños a los que les tiene que dar de comer. Ahí empieza la desesperación», agregó.
Siempre estuvo en él tender una mano a quienes se lo pedían. «En mi casa hemos tenido hasta seis pibes durmiendo. Son chicos que han entendido y que no han querido volver a su casa porque significa volver al mismo pozo. Vuelven y la madre y la hermana se están prostituyendo, el hermano vende droga y el otro trae secuestros a la casa, ellos saben que si siguen ahí tarde o temprano caen de vuelta».
Así surgió la idea de armar un emprendimiento que les permitiese reinsertarse en la sociedad a través de un trabajo digno. «Fue así como empezamos a buscar una solución y con la gente del Patronato de Liberados y Alas Solidarias. La Iglesia puso el lugar, el patronato a los empleados y Alas armó el proyecto de Panadería Esperanza».
Ellos mismos se encargaron de acondicionar todo para hacer un buen trabajo de panificación. «Hemos trabajado a dos motores todos refaccionando el lugar hasta que nos quedó una panadería espectacular. Los pibes se sorprenden porque con lo que hacen llevan plata a su casa sin andar asustado, sin andar perseguido, o atormentado. No es lo mismo que andar robando y vendiendo a escondidas».
Pan, facturas, semitas, masas, de todo se produce con «Esperanza», e incluso, los domingos puntualmente a las 8.00 les llevan el desayuno a los internos del Penal y a sus visitas. «Hay muchas cosas para hacer, pero vamos en camino.Tenemos dos maestros panaderos y factureros que han estado en el penal y que les enseñan a los otros chicos, hay otros que venden, otros que hornean», contó sobre el funcionamiento.
La venta al público se realiza en el mismo local, ubicado en calle Pasaje Patria 4635 sur en Villa Krause, en horario de 8.00 a 13.00 y de 18.00 a 22.00.
Fuente: Diario La Provincia SJ