¿Qué dice la Biblia sobre el enojo?

Austin Hamrick aconsejó que esta es la pregunta que los cristianos deberían hacer primero cuando están lidiando con un problema en sus vidas. Él es el pastor asistente de los jóvenes en la iglesia Cornerstone Chapel en Leesburg, Virginia.

En la parte final de una serie de varias semanas sobre la Biblia respondiendo la pregunta de que dice la Biblia sobre dificultades comunes, tales como la lujuria, avaricia, amargura y preocupaciones, Hamrick abordó el problema del enojo y compartió relatos bíblicos de como Dios, Jesús y Pablo manejaron el enojo.

“La Biblia es nuestra brújula moral”, dijo él, “es nuestro marco para vivir”, hablando sobre el tema del sermón, “Como Protegerse Contra la Ira” (publicado en YouTube el 5 de diciembre), Hamrick indicó que “no es siempre un pecado”. “Como ejemplo: Dios se enoja”, añadió él, refiriéndose a Salmos 7:11, Marcos 3:5 y Juan 2:13-18.

“Algunas veces, en círculos de la iglesia, algunas veces la sociedad ama enseñar que Dios no se enoja. De hecho, eso no es bíblico. Dios se enoja”, reiteró él. La Biblia dice que “Dios es un juez honesto, y que Él está enojado todos los días con los impíos”. Él (Dios) siente indignación”.

“Comúnmente pensamos, ‘bueno, ese es el Dios del Antiguo Testamento’. Pero entonces, ‘Jesús viene en el Nuevo Testamento. Y Jesús era muy amoroso”, dijo él, haciendo notar la idea equivocada sobre Jesús.

“Pensamos en Jesús como un Jesús hippie…que va por todos lados amando a todos. Claro, Dios es amor…Pero…incluso Dios se manifestó en la carne, Jesús mismo, caminó alrededor del templo viendo como se había convertido en un mercado de negocios. Y la Biblia dice que Él tuvo una indignación justificada – que Él se molestó mucho”, añadió Hamrick.

Haciendo referencia a Juan 2:15 y Mateo 21:12, el pastor ilustró la expresión de la indignación de enojo de Jesús cuando utilizó un látigo para sacar del templo a los cambistas de dinero.

No es inconsistente entender que Dios es amoroso y airado, añadió él. “Puedes aun tener un Dios santo, perfecto, completo que se enoja, quien también es definido como amor en Su propio ser”.

En un esfuerzo de explicar la capacidad del Señor de mostrar amor e ira sin pecado hacia Sus hijos, Hamrick utilizó la relación con sus hijas como un ejemplo.

“Como padre, mis dos niñas, cuando se portan mal, cuando le contestan de mala forma a su madre, cuando son desobedientes, … yo me enojo. ¿Pero significa eso que mi amor por ellas es quitado? Claro que no”, explicó Hamrick.

“De hecho, mi amor me obliga a corregirlas gentilmente cuando son desobedientes para que crezcan siendo maduras y respetuosas y amen a otras personas… solo porque Dios se enoja no quiere decir que Su amor nos es quitado”.

“No es una declaración inconsistente decir que Dios es amor”, como se ve en 1 Juan 4:7-8, continuó Hamrick. Sin embargo, “Dios se enoja cuando trata con la terquedad, rebelión y hechos malvados”.

Usar el enojo para alcanzar resoluciones positivas a problemas de pecado, como Jesús lo hizo en la Escritura, es saludable y beneficial, hizo notar Hamrick. Pero, al hacerlo, él dijo que no significa que un cristiano debe acumular ira porque permitir que las emociones se “fermenten” puede llevar a acciones pecaminosas.

Hamrick citó Efesios 4:26, una parte de la carta de Pablo a la iglesia en Éfeso, dice: “airaos, pero no pequéis. No se ponga el sol sobre vuestro enojo”.

“Paul esta diciendo que se puede prevenir que el enojo sea un pecado si un limite de tiempo estricto es establecido para el…Él esta intentando comunicarle a la iglesia en Éfeso que no es necesariamente pecaminoso estar enojado cuando tu enojo sobre cosas que enojan el corazón de Dios. Sin embargo, ¿Cómo lidias con la ira?” planteó Hamrick.

Nosotros lidiamos con eso al no permitir que se “fermente o puede convertirse en pecado”.

“Incluso a pesar de que estes enojado por algo que no es necesariamente pecaminoso, …cuando abrigas ira en tu corazón, Satán puede tomar ventaja de ese enojo y usarlo para sus propósitos. Dios odia cuando sembramos desacuerdo y división dentro de la familia de Dios y eso puede suceder si albergamos enojo”.

Hamrick añadió que cuando los cristianos albergan enojo en sus corazones, ellos “le hacen el trabajo al diablo”.

“El trabajo del demonio”, alertó él, “es acusar y dividir la familia de Dios”.