¿Mujer, alguna vez pensaste en el Plan Divino de Dios plasmado en tu vida?
Pensarlo de esta manera, podría sonar complejo de entender, teniendo en cuenta que lo llamativo de ello sería pensar lo divino desde nuestra cosmovisión humana, y es ahí donde inmediatamente se relacionaría a lo perfecto, a lo inmedible, a lo celestial, a lo etéreo; entonces, intentar pensarnos dentro de un Plan Divino, revelaría un abanico de dudas, pero situémonos desde este punto de partida. Nuestra vida se encontraba pensada en la mente del creador, para ser desarrollada en la tierra mediante un tiempo cronológico de existencia.
La Palabra de Dios en el libro de Isaías 43:1 dice:- Pero ahora, oh Jacob escucha al Señor, quien te creó. Oh Israel, el que te formó dice: No tengas miedo, porque he pagado tu rescate; te he llamado por tu nombre; mío eres tú.
Dios te pensó y planificó en detalle. Puedo imaginarlo diciendo: -Bueno, llegó tu momento, es tiempo de enviarte a la tierra, sabé que sos un diseño único y especial para mí y podría reconocer tu voz entre multitudes. Tendrás la capacidad de amar, de compartir, de ser fuerte. Serás admirada por quienes te rodeen, no solamente por tus destrezas y habilidades, sino también por tu voluntad de levantarte y reconstruirte una y otra vez cuando las circunstancias te golpeen. Tal vez te preguntes ¿Cuál es el propósito? ¿Por qué me incluye y me hace parte de ese Plan Divino? ¿Por qué a pesar de mis tropiezos no desiste de mí sabiendo como soy? La respuesta es muy sencilla, porque te ama.
Dios es la esencia misma del AMOR, te observa en todo momento con mirada de compasión, se alegra de tus triunfos y te sostiene cuando caes, entonces es justamente a través de su misericordia que él sigue rodeándote, para que alcances ese Plan Divino, mediante el cual muchos podrán acercarse y conocerlo a él.
Dios dispuso tiempos y estaciones terrenales, pero en tu vida colocó de Su eternidad y es justamente en esta instancia que todo comienza a tener mayor sentido y podremos llegar a comprender aún de manera limitada, como un Dios eterno, impregna en vos de esa eternidad, donde ya no existan los contratiempos, ni las interrupciones. Pero antes de llegar a ella, no olvides que fuiste creada para vivir, soñar, disfrutar, resplandecer y reconciliar a otras mujeres con Su creador.