Vengo de una familia a la cual siempre le gusto cocinar, creo que lo hemos heredado de mi querida abuela Rosa, la cual realizaba cena para grandes fiestas y obviamente era muy buena en ello. Mi madre no se quedaba atrás, recuerdo como los sábados por la noche trabajaba hasta muy tarde de madrugada amasando ravioles caseros para el domingo, donde toda la familia se reunía y era algo que a mi padre le encantaba, claro a mi me parecía, El se alegraba por la comida, ahora que también soy padre, entendí la razón de su felicidad y era tenernos a todos reunidos en una gran mesa.

Muchas veces meditaba cual era la fórmula para la unidad, y encontré este pasaje en la palabra de DIOS:

Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.
San Juan 17:20-26 .

La unidad no es algo fácil de lograr, JESUS mismo rogó al Padre por ella.
Así como preparamos una buena comida, la unidad necesita ser trabajada, amasada, seguro costará, como cuando preparamos pasta casera, pareciera una tarea sencilla unir harina, agua, sal y huevos, pero en el proceso antes de tener unos ricos fideos o sorrentinos, deberemos ensuciar nuestras manos con una masa pegajosa y que no quiere ser mezclada.
No pretendamos al desafiarnos a la unidad que será un camino fácil, mi Madre trabajaba durante muchas horas, sin ayuda y sin una remuneración económica, pero el ver la cara de mi padre tan sonriente y feliz seguramente le hacia olvidar todo su cansancio.
La unidad hasta alcanzarla llevará un proceso de preparación, donde verás que no todos los ingredientes querrán unirse, muchas veces deberemos amasar un poco más y lograr esa unión.
El maestro caminó durante tres años, a diario con sus discípulos y también tuvieron desacuerdos, un padre de familia lucha cada día para lograr tener su familia unida y no es un trabajo fácil, quizás si lográramos comprender que Dios ya nos ha dado la autoridad para lograr la unidad, entendiendo la multiforme gracia del padre sobre hijos tan distintos muchas veces en gustos, deseo y cuantas cosas mas, las cuales nos dividen. Aprendamos a aceptar a nuestro prójimo con sus diferencias y juntos veremos la obra maestra terminada, reflejando al mundo que Somos Uno En JESÚS.