Siempre dele a un niño la oportunidad de aplicar en oración el mensaje que han enseñado.
La respuesta no siempre tiene que ser «ven y arrodíllate ante el altar» o «quieres que oremos juntos un rato».
Puede ser más creativo y variado según la verdad bíblica que se haya presentado.
El ministerio de oración puede incluir a los niños que se presentan para el ministerio uno a uno, ya sea en un altar o en un área designada del salón.
A los niños también se les puede dar la oportunidad de orar por sus necesidades (es decir, familia, escuela, amigos).
Descubra por qué el niño respondió a la invitación de orar.
Independientemente del motivo de la invitación, es posible que el niño haya respondido por una razón muy diferente. Siempre comience un tiempo de ministerio de oración personal preguntándole al niño: «¿Qué quieres que Jesús haga por ti?»
Ayúdelo a expresarse, guíelo con preguntas.
Tome en serio la petición del niño.
Si bien algunas de las necesidades de oración de los niños nos parecen intrascendentes, para el niño son importantes. Y debido a que el niño es importante para Dios, su necesidad también es importante para Dios. Por ejemplo, un niño puede orar para encontrar una mascota perdida o para que le vaya bien en un evento deportivo. Si bien ese no es el asunto más importante para nosotros, la respuesta de Dios a esa oración podría fortalecer la fe del niño y llevarlo a una intimidad más profunda con el Padre.
Si los niños aprenden cómo entregar sus necesidades más simples a Dios hoy, serán más capaces de entregarle las necesidades complejas en el futuro.
Use un lenguaje simple y específico cuando hable con un niño durante el ministerio de oración.
La mayoría de los niños e incluso los adultos no comprenden completamente términos como «redimido», «nacido de nuevo» o «justificado». Use palabras más simples para ayudar a los niños a comprender conceptos importantes de fe.
Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes.
1 Pedro 5:7
Nueva Traducción Viviente