Durante más de 30 años, el centro abortista Planned Parenthood fue reconocido en la ciudad de Jacksonville, Carolina del Norte, en Estados Unidos. Su actividad produjo más de 58.000 abortos en este período de tiempo. Su dueño manejó el negocio abortista de Jacksonville durante décadas hasta que ocurrió una situación “inesperada”.

Un grupo de jóvenes cristianos impulsaron una campaña de “40 Días de Vida”. El dueño de la clínica, luego de escuchar sobre la campaña de éstos jóvenes, prometió que la clínica siempre estaría allí “para los pacientes que quisieran acudir a ella”.

Una semana después, la clínica cambió su mensaje, y el dueño declaró que debido a “circunstancias imprevistas” se veía obligado a cerrar este centro y dejar de “atender” a sus pacientes. Esto fue una gran noticia para los voluntarios que afirmaron que “esto fue un milagro” y que “parecía difícil que cerrasen. Sin embargo, para Dios nada es imposible”.

El día previo al cierre de este centro abortivo, en una manifestación realizada a sus puertas, la coordinadora Theresa, a cargo del programa “40 Días de Vida”, afirmó ante los periodistas que: “Nosotros estamos muy contentos de que en este lugar no habrá más abortos” y que damos “gracias a Dios por que este día haya llegado”.

La patronal de la industria del aborto realizó acusaciones por los cierres y enfatizó que esto se debió al incumplimiento de las leyes de sanidad y de seguridad básica para el paciente. Pero, lo cierto es que los principales motivos de estos cierres son que cada vez menos médicos están dispuestos a realizar abortos, e incluso, son las propias mujeres quienes deciden no practicarse abortos.