La vida tiene altibajos desde que nacemos hasta el último minuto de cerrar nuestros ojos para partir a la eternidad, todos los días no son iguales, cada uno nos presenta un nuevo desafió al que tenemos que enfrentar y resolver.

Quien vivió toda su vida con este planteamiento fue Messi, que desde ser un prometedor jugador de fútbol en la niñez, tuvo que afrontar el primer golpe duro que con todas las capacidades a la vistas no podía continuar en su carrera ascendente porque se le presentaron problemas de crecimiento en su salud.

Resuelto esto, viajó a Europa donde podía recibir tratamiento y desarrollar su prometedora carrera creciendo en un clima aparentemente favorable. Al lograr todo el potencial que Lio ofrecía rápidamente llego la tentadora propuesta que adquirir ciudadanía extranjera con aparentes múltiples beneficios que se presentaban y con su corta edad en ese momento tuvo que decidir que responder.

Avanzando en su profesión Messi es convocado para formar parte de el plantel de la Selección Nacional de Argentina. Una promesa de buen fútbol que se fue desarrollando, la fama se agigantó con las notas de periodistas que elogiaban lo que el producía.

En el Mundial pasado muchos periodistas que viven de las noticias que los deportistas producen, comenzaron en forma irracional a derribar la imagen que ellos habían construido. llegando el momento donde un ganador excelente ante tanta presión llego a pensar que el menoscabo era real y solo le quedaba dar un paso al costado.

Pero hizo el duelo correspondiente, lloró hasta que no le quedaron lagrimas se secó el rostro, tomo el balón y salio con una madurez otra vez a la cancha.

El Apóstol Pablo dejo una frase para seguir analizando hasta nuestros días y es: Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago; olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante. Una manera clara de no quedarnos con lo logrado, sino levantarse y seguir intentándolo porque tenemos una meta.

Lio y la Selección me dejaron este mensaje ayer, no derrumbarnos y seguir luchando porque muchas veces nuestro éxito está no en el partido de la vida, ni en el alargue de las oportunidades, insistir hasta los penales que sería nuestra última posibilidad.