El daño que Boko Haram ha infligido en las aldeas del estado de Adamawa, Nigeria, ha marcado la vida de la población y las paredes de una iglesia. Con manchas de sangre, los extremistas islámicos consiguieron asustar a los cristianos para que no volvieran a las reuniones.
Con 80 puntos en la LMP Nigeria ocupa la posición 12 en la Lista Mundial de la Persecución 2019. El principal agente de la persecución es el islamismo radical que se manifiesta en forma de violencia hacia los cristianos y sus posesiones en algunas zonas del país. Las consecuencias de esta violencia han sacudido la fe de muchas personas, incluyendo la del pastor Marcus Abana: «Cuando uno camina con el Señor le pasan cosas así, a veces uno se siente decepcionado, hay miedo, y en ocasiones se pierde la confianza y la esperanza. Honestamente puedo deciros que, en aquel momento, mi vida espiritual también fue sacudida», revela.
Después de las visitas que el pastor realizó a cada uno de los miembros de la iglesia, muchos comenzaron a regresar gradualmente a las reuniones. Sin embargo, el sentimiento de desolación aún seguía en su mente y sus corazones.
A través de la colaboración con Puertas Abiertas, los miembros de la congregación pudieron recibir ayuda psicológica para superar este miedo.
«Puertas Abiertas también distribuyó alimentos a muchos que no tenían recursos. Otros tantos también recibieron apoyo económico. Gracias a este apoyo recibido, muchas personas fueron alentadas y fortalecidas, regresando así a la iglesia», comenta el pastor.
Cuando Marcus Abana recuerda a las personas que cometieron las atrocidades en todo el país, dice que no quiere corresponder con el mismo dolor que sufrieron:
«El mensaje que me gustaría mandar a los miembros de Boko Haram es el siguiente: a pesar de todo el daño que nos habéis causado, no os pagaremos de la misma manera, nuestro ejemplo es Cristo. Habéis matado personas, robado propiedades, destruido casas e incendiado iglesias, a pesar de todo esto, Dios está dispuesto a perdonar todos vuestros pecados. Estas son las buenas noticias que tengo hoy para vosotros».
El líder cristiano reconoce que Dios transformó el mal en bien. Las iglesias que alguna vez tuvieron 200 miembros han ganado más hermanos y hoy son 400. Las congregaciones en las aldeas han pasado de 100 personas a 500.
«Antes del ataque del Boko Haram éramos débiles, a partir de los ataques nos volvimos muy fuertes en la fe. No oramos para que Dios elimine la dificultad, sino que nos dé gracia para poder soportarla», explica el pastor.
El líder cristiano agradeció las oraciones y apoyo recibido por parte de hermanos de todo el mundo y alentó a todos. «Una cosa que quiero que los cristianos de todo el mundo sepan es lo siguiente: si os enfrentáis a dificultades, no os sintáis desanimados, al revés, enfrentad dificultades con pura alegría. A pesar de la fuerza de la persecución, el evangelio se sigue extiendo cada vez más y más», agrega.
Una petición especial de oración.
La situación en Nigeria es compleja y uno de los problemas a los que se enfrentan allí es consecuencia de la desesperanza. Para muchas mujeres viudas y solteras, gran parte de la seguridad y la provisión están directamente relacionadas con el papel de los esposos, muchos de ellos asesinados o secuestrados por los grupos extremistas. Esto provoca que algunas estén siendo «atraídas» por promesas de provisión y cuidado por parte hombres no cristianos. ¿La condición? Convertirse a la fe del esposo una vez han contraído matrimonio. «Hemos estado yendo a los tribunales, e incluso a los líderes de las aldeas por casos de islamización y secuestro de algunas de nuestras niñas. En la mayoría de los casos, los jóvenes musulmanes les dan a las mujeres jóvenes ropa, comida y mucho dinero, y luego las obligan a convertirse al islam», explica el pastor.
Fuente: Puertas Abiertas