La violencia sexual hacia las mujeres cristianas perseguidas las aísla, las esconde y las convierte en Mujeres “MUERTAS EN VIDA”.

La violencia sexual sigue siendo, en muchas regiones del mundo, una de las formas más utilizadas a la hora de, no solo ejercer control sobre las mujeres, sino también de castigarlas. A menudo esta violencia sexual se produce fuera del matrimonio. Sin embargo, a veces una mujer es forzada a casarse en contra de su voluntad, en ocasiones incluso con la propia persona que ha ejercido violencia sexual sobre ella. Esto se usa de forma intencional para deshonrar a la mujer o chica cristiana y por consiguiente a toda su familia.

En los países más difíciles del mundo para ser cristiano (los 11 primeros de la Lista Mundial de la Persecución), las mujeres y las chicas experimentan esta persecución. Cuando este tipo de persecución se da en su punto más álgido, la voluntad de la mujer se anula de tal manera que pasan a ser mujeres “muertas en vida”.

Muchas mujeres, que conocieron a Jesucristo y pertenecían a otras religiones tales como el islam o el budismo, sufren violencia sexual, matrimonio forzoso, arresto domiciliario, etc. Estas mujeres están físicamente vivas, pero están escondidas y aisladas. En muchos de estos casos nadie llega a saber nunca de su sufrimiento. Esta realidad también explicaría los siguientes otros dos tipos de presión más comentados por los encuestados: la violencia física y el divorcio forzoso (64% de personas en los 50 primeros países de la Lista Mundial de la Persecución).

Fuente: Puertas Abiertas