Hace unas semanas atrás comencé a trabajar un proyecto sobre el cuidado de la tierra, los beneficios de la vida sustentable y cómo prepararnos para la época de la siembra junto a mis alumnos de la escuela primaria. Análogamente esta iniciativa se trasladó hacia el grupo de adolescentes, jóvenes e Iglesia en general que pastoreamos junto a mi esposo. ¡Si vieran los resultados inmediatos! 

Todo comenzó cuando comencé a pensar en el modo en que podemos ser más productivos, empleando correcta y dinámicamente los tiempos; maximizando los recursos; apreciando lo que poseemos en las manos y reconociendo los talentos y los dones dispuestos por Dios en nosotras. Creo que lo más espléndido es poder apreciar que podemos seguir explorando y descubriendo en nosotras la capacidad creativa ¡Porque tenemos un Dios muy creativo! Las Escrituras mencionan en Juan 1:3 “Todo fue creado por la Palabra, y sin la Palabra nada se hizo”  

Podemos citar que Génesis 1 y 2 hace mención a la labor humana en cinco esferas determinadas: dominio, relaciones, fecundidad/crecimiento, provisión y límites. El desarrollo ocurre en dos ciclos, uno en Génesis 1:26–2:4 y el otro en Génesis 2:4–25. El primer ciclo manifiesta lo que significa trabajar a imagen de Dios y el segundo ciclo describe cómo Dios aprovisiona a Adán y Eva para su trabajo cuando comienzan la vida en el jardín del Edén. Toda la creación muestra el proyecto, el dominio y la virtud de Dios. 

Tales son los tiempos que vivimos y veo con mayor frecuencia el ímpetu de las personas por querer considerar estilos de vida sustentable, que minimicen el impacto negativo en el medio ambiente, usando recursos naturales, sembrando, reciclando, reutilizando y cuidando el único lugar en el que podemos habitar: nuestro planeta tierra. 

Entonces, volvamos al lugar de origen en el que la vida comenzó: Adán y Eva tuvieron el escenario ideal, en el que los primeros brotes de vida de las semillas comenzaron a producirse en el contacto con la tierra, luego de ser regada; y me asombra felizmente, saber que algo tan minúsculo como una semilla, tuvo un lugar privilegiado en el pensamiento de Dios para la creación. 

Te aliento a comenzar a diseñar tu espacio, con alegría, entusiasmo, cuidados y mucha paciencia. Comienza a sembrar, prepara tu tierra y verás que sucederá también en tu jardín,  lo que las Escrituras nos mencionan en Génesis 1:29-30 

También les dijo Dios: Hoy les entrego a ustedes toda planta que da semilla y todo árbol que da fruto. Todo esto les servirá de alimento”

 

¡Éxitos, no veo la hora de ver esos primeros brotes! ¡Dios te bendice!

 

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