“Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza” JEREMÍAS 29:11 NTV
Indudablemente si hay una duda existencial que trasciende, atraviesa y atravesará la humanidad entera, es la respuesta a este planteo que todas nos hemos hecho en algún punto de nuestras vidas: ¿Cuál es el propósito de mi vida? Este interrogante es solo la punta del iceberg, pero como si estuviésemos sistematizadas, inmediatamente se desprenden otros interrogantes: ¿Qué quiero ser? ¿Cuáles son mis sueños? ¿Qué deseo tener? ¿Cómo lo puedo alcanzar? ¿En cuánto tiempo lo puedo obtener? … y así seguimos, sólo estamos pensando en nosotras…
Ahora bien, quiero compartirte otra pregunta, que también nos hicimos, pero mayormente como última instancia; y llegamos a esta conclusión cuando no pudimos obtener respuestas y en nuestras vidas no vemos los resultados de la toma de nuestras decisiones, y con el paso de los años, nuestro corazón se llena de pesar e incertidumbre. Entonces en este momento, sí, cuando ya hemos intentando con todo, miramos al cielo y le preguntamos: Dios, ¿Cuál será el propósito para mí en la tierra? Acá se encuentra la clave. Tantas veces fue Dios, la última persona a la que recurrimos, cuando fuimos concebidas en su corazón, para un tiempo y espacio oportunos de la historia.
Todo en los cielos, en la tierra; en lo visible e invisible; comenzó por el Señor y para el Señor. Las Escrituras en Colosenses 1:16 dice: “porque, por medio de él, Dios creó todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra. Hizo las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de él y para él”
Hoy es un buen día para que puedas tener en alta estima que naciste por la voluntad de Dios y es por ello que debes posicionarte desde acá, para saber que tu propósito no es en vano. Hasta que no puedas canalizar esta premisa, no lograrás entender ni dar valor a tu existencia.
Ahora sabemos que cuanto más conocemos al autor de la vida, podremos comprender que no hay nada más suficiente que ser guiadas por la voluntad plena y absoluta del Padre.
No naciste por error, por accidente, por casualidad; sino por la gracia del Padre, que te diseñó para alcanzar Sus planes; que vivas y disfrutes la plenitud que él preparó para vos. Nunca lo olvides, fuiste diseñada en la medida justa, exacta y original para desarrollar todo el propósito que lleva tu nombre. Recuerda ¡Dios no se equivocó cuando te pensó!
¡Dios te bendice!
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