El gran líder Moisés no pudo entrar a la tierra tan deseada y el motivo fue por su entorno, si, por quienes lo rodeaban. Está bien claro que no fue una condena a él sino una consecuencia que sufrió con dicha prohibición (Números 14).
Dios siempre nos desea llevar a un nivel mayor, para eso debemos influenciar a nuestro entorno, pero si no lo logramos, llegará el momento que lo que un día nos potenció a ser líderes, nos jugará tan en contra que frenará y marchitara toda influencia espiritual en nuestros ministerios.
Dios nos envía coordenadas precisas de hacia donde esta nuestro próximo destino, solo tenemos que cuidar nuestra señal por donde recibimos dicha orientación. Muchas veces por falta de información terminamos escuchando las infinitas opiniones que solo hacen sumar confusión a la perdida de la verdadera orientación.
Tenemos que como líderes estar atentos a como debemos apacentar a la grey del Señor. Esta bien claro en 1 Corintios 3:10 Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
Debemos ser una buena influencia en donde estemos trabajando, recordemos que ese lugar estará siendo nuestro hábitat y de acuerdo a como lo hallamos preparado serán los frutos que terminaremos cosechando. Nuestra perspectiva del lugar en el que nos tocó estar en la historia, ahora tendrá otra óptica si tenemos en cuanta esta premisa.
Somos sal, somos luz y tenemos la promesa que cosas mayores a las de Jesús lograremos de acuerdo a su promesa. Tenemos que crecer, multiplicarnos, fructificar; llenar la tierra, y sojuzgarla. Estamos aquí con esa misión.