Una organización humanitaria cristiana de Virginia ha intervenido recientemente en las vidas de mas de 200 mujeres y niñas, prisioneras de la industria sexual en Tailandia, y las ha ayudado ofreciéndoles la oportunidad de cambiar sus vidas y encontrar su verdadero valor en Cristo.
En las últimas dos semanas, World Help y sus ayudantes en el campo en Bangkok y Pattaya han llevado adelante tres fiestas navideñas separadas, en las cuales mujeres y niñas que se prostituian en bares de la ciudad para mantener a sus familias, tuvieron la oportunidad de dejar la industria sexual y crear un futuro real para ellas a través de la educación.
En total, 244 mujeres asistieron a la ‘Noche de Libertad’. Esto fue posible gracias a que misioneros locales y colaboradores de World Help pasaron incontables horas en los bares, tratando de construir una relación personal con las mujeres, y convenciendolas de escapar de la ‘esclavitud cultural’.
«Las chicas se meten en este trabajo porque son realmente muy pobrrs,» dijo Noel Yeatts, vicepresidente de World Help, agregando que en Tailandia es culturalmente la responsabilidad de la hija, de mantener a su familia.
«Ellas vienen de zonas ruralesenTailandia, y llegan a la ciudad buscando una fuente de trabajo legítima para poder enviarle dinero a su familia, en ocasiones son muy jóvenes cuando dejan sus hogares. Al llegar a la ciudad y no tener educación, ni capacitación y no les queda otra alternativa que aceptar estos ‘trabajos’, donde al menos tienen un lugar para dormir y comer.»
Según Yeatts, esta es la primera vez que se destinan fondos para «Una Noche de Libertad». Cerca de $26,000 fueron recaudados de 38 países como donación para este evento.
Una de las dificultades financieras que presentaba el evento, según Yeatts, era cubrir los ‘costos de los bares’, una especie de multa que las chicas debían pagar para poder ausentarse una noche de los mismos.
«Nuestros contactos locales tuviero que ir y pagar por cada chica, para poder sacarlas por una noche. Se las lleva a una habitación de hotel o casa. Se les da unos presentes. Tienen un Evangelista Thai encargado de compartirles el Mensaje del Evangelio.»
Todas las chicas recibieron una Biblia y se les ofreció la posibilidad de dejar la industria sexual y mudarse a una casa de refugio. Además, a aquellas que estaban en edad escolar, se les ofreció la chance de matricularse en la escuela.
«Tuve la oportunidad de compartir con uno de los grupos y escucharlas acerca de sus historias y trasfondos,» dijo Yeatts. «Una quería ser ingeniera, otra deseaba ir a la escuela de cocina. Por primera vez en sus vidas tienen la posibilidad de elegir y la esperanza de que sus sueños se harán realidad.»
Aunque 244 mujeres asistieron a las fiestas navideñas, no es posible estimar cuántas de ellas tomaron la decisión de cambiar de vida, ya que salir de la industria sexual no es fácil y puede llevarles su tiempo. Lo
bueno es que ahora saben que, cuando lo decidad, tienen otra opción y ya no tienen que estar sometidas.
«Tuvimos una chica que asistió a una de las fiestas e inmediatamente se mudó a una de las casa de refugio. Nos enteramos que en el transcurso del tiempo, había guiado a casi toda su familia a Cristo gracias al cambio que ella misma había experimentado en su vida. El impacto fue tal que abrieron una iglesia en la cada de sus padres, y todo gracias a la fe y el testimonio de una jovencita rescatada.»
Concluyó Yeatts, «si esto ocurrió con una muchacha, es emocionante pensar el fruto que dará todo el esfuerzo puesto en llevar el Mensaje de Jesús a las mujeres en la zona roja de Bangkok.»