Un misionero cristiano podría enfrentar cargos de ‘genocidio’ de parte de las autoridades brasileñas después de que entrara en contacto, ilegalmente, con una tribu remota.

Steve Campbell, de Greene Baptist Church en Maine, está siendo investigado por oficiales del Departamento de Asuntos Indígenas (FUNAI) del gobierno brasileño, después de un viaje a la profundidad de la jungla en el Amazonas con la intención de compartir el Evangelio a una tribu ancestral.

Se presume que el misionero llegó a la zona ocupada por los Hi-Merimã, una tribu protegida, en algún momento durante el mes pasado para evangelizarla. Los Hi-Merimã son una de las pocas comunidades en Brasil que casi no han tenido contacto con el mundo fuera de su comunidad y por lo tanto, no tienen inmunidad para las enfermedades comunes del hombre blanco.

Cómo resultado, Campbell es acusado de poner a la tribu en grave peligro al hacer contacto con ellos. Por su parte, el misionero alega haber llegado a la tribu por error, mientras buscaba la comunidad vecina de los Jamamadi.

«Este es un caso de violación a los derechos humanos y exposición de riesgo a la muerte para esta población indígena aislada,» dijo un vocero de la FUNAI.

«Aún si el contacto directo no se dió, la probabilidad de transmisión de enfermedades es muy alta.»

Campbell podría ser acusado de ‘genocida’ por el resultado de sus acciones, según Bruno Pereira, coordinador general de la FUNAI.

«Si se establece en la investigación que hubo algún tipo de contacto, y que Campbell usó sus relaciones con otras tribus para acercarse a los Hi-Merimã, podría ser acusado del crimen de genocidio por exponer deliberadamente la seguridad y la vida de los Merimãs,» dijo Pereira.

Según el sitio web de la iglesia Greene Baptist, Campbell trabaja como misionero junto a su esposa Robin y a sus dos hijos.

«Steve y Robin trabajan con los Jamamadi en el Amazonas brasileño,» destaca la biografía familiar. «Su trabajo consiste en proveer ayuda médica, mecánica y espirituales a las personas de la tribu y a las familias misioneras de la zona. En sus tiempos libres se ocupan de traducir la Palabra de Dios al idioma Jamamadi.»

Este caso se da un mes después de que un misionero de 26 años, John Allen Chau fuese asesinado por miembros de una tribu aislada en la India al tratar de compartirles el Evangelio.

Chau admitió en su diario de viaje que conocía la peligrosidad de acercarse a esta tribu pero que sus esfuerzos continuarían para llegar al objetivo de compartirles el Mensaje de Salvación.

La muerte de Chau abrió un debate acerca de qué tan ‘extremo’ pueden llegar a ser los esfuerzos de los misioneros a la hora de llevar el Mensaje de Jesucristo. Algunos consideraron los esfuerzos de Chau como algo ‘sin sentido’ mientras que otros destacaron su fe y valentía para el Reino de Dios.

«No podemos saber a ciencia cierta lo que Dios está haciendo. Pero talvez Él esté tocando los corazones de su Iglesia para encender una pasión fresca por los no alcanzados. Quizás Dios esté usando la muerte de Chau para encender las almas de los misioneros que deben llevar las Buenas Nuevas a cada rincón del mundo.»