La cadena de clínicas abortivas Planned Parenthood se encuentra en el ojo del huracán. Tras la publicación de un video en el que se ve a una directora médica de la organización, negociando con potenciales clientes la venta de órganos de niños no nacidos. Según se estima, estos centros médicos realizan casi una tercera parte de todos los abortos en Estados Unidos. Setenta mil más que hace una década. Pero, quienes están a favor de la vida luchan con una simple tecnología que va sobre ruedas.
Seis días a la semana un gran autobús azul se ubica frente al centro de abortos de Planned Parenthood en Houston. Sin duda es muy irritante y una amenaza para la corporación, ya que el bus ofrece ultrasonidos y pruebas de embarazo gratis a cualquier mujer que lo necesite.
Decisiones de vida o muerte se toman en este bus. Miles de mujeres han entrado desde que abrió sus puertas y la mayoría ha decidido quedarse con el bebé.
“Me encanta decirle a la gente sobre el bus”, dice la consejera Karen Davis.
“Es muy importante y muy fácil decir que ofrecemos ayuda, aquí mismo, ahora, en el bus”, indica la consejera Nancy Shaw.
Para los guerreros de oración y consejeros voluntarios, el bus es el recurso perfecto. Un refugio de fácil acceso para mujeres que se dirigen a hacerse un aborto.
“Como hay un tiempo de espera de 24 horas entre el ultrasonido y el aborto, hay esperanza de que pasen cerca de un guerrero de oración quien le dará una de estas tarjetas”, asevera Theresa Camara, de la Coalición por la vida.
Eso le pasó a Richelle Scott, quien creyó tener que abortar pues no podía mantener a un segundo hijo. Ahora su hijo Alan vive y crece gracias al bus.
“Cuando vi el ultrasonido y escuché su corazón, lloré y eso fue todo”, comenta Scott.
Lo que ocurre aquí es simple, pero asombroso: Nueve de cada diez mujeres deciden mantener a su bebé, aunque sólo unos momentos antes pensaban acabar con la vida del feto.
“Al inicio están nerviosas y confundidas y no quieren verlo porque saben que cambiarán de opinión”, dice Cheryl Park, enfermera en jefe.
“Usualmente ellas lloran y se tapan los ojos, pero conforme avanzamos con el ultrasonido empiezan a asomarse. Le decimos “bebé” y a ella le decimos “mamá” y “oh mira, se chupa sus dedos” y entonces ellas sonríen y lloran a la vez”, comenta Christine Melchor, Coalición por la vida.
Park dice que el poder de ver a una mujer entender su nueva identidad como madre y la realidad de su hijo no se puede menospreciar. Ella y los operadores del ultrasonido se toman el tiempo necesario con las nuevas madres.
“Ellas se quedan en la camilla hasta que deciden que quieren a ese bebé”, indica Park.
Más de siete mil mujeres han visitado el bus desde su apertura hace cuatro años.
A nivel nacional existen más de mil centros de crisis, incluyendo unidades móviles con ultrasonidos gratuitos. Una de las más grandes, Care-Net, se estima que ha ayudado a salvar a unos 400 mil bebés.
Al mismo tiempo, Planned Parenthood está abriendo más mega centros de 10 mil pies cuadrados o más.
Lamentablemente, su modelo de negocios parece funcionar con 70 mil abortos más cada año, en comparación con hace 10 años.
“Nos duele mucho cuando una madre viene, ve su bebé, oye el corazón y aún así va allá”, expresa Park.
Para Richelle Scott, el pequeño Alan es un dulce recuerdo de su decisión. Él le ha dado más determinación para vivir bien su vida y la ha inspirado a escribir un poema sobre lo ocurrido.
“Ahora sobre esta cama de hospital olvido mi fe, pensando que al matar habrá paz. Por favor. Luego Dios interviene y unos meses después, te tengo a ti. Lloras y yo te canto. El sonido de tu voz, Alan, es preciado”, dice Scott.