El multi-campus “Christ Fellowship” en el sureste de Florida tuvo su tercer fin de semana anual de “Make-a-Meal” del 18 al 19 de marzo en el que unos 12 500 miembros de la iglesia trabajaron los los ocho de sus campus para preparar comidas para los refugiados en el Medio Oriente y sus vecinos menos afortunados en todo el sur de Florida.

El director de Misiones y miembro de “Christ Fellowship”, Philip McCracken, dijo al medio de comunicación “The Christian Post” que más de 489 000 comidas fueron preparadas durante el fin de semana.

Mientras que 300 000 serán distribuidos por el grupo de ayuda humanitaria “World Help” a grandes campamentos de refugiados en Medio Oriente, el resto será distribuido a bancos locales de alimentos y otros ministerios a familias empobrecidas en toda la región del sur de Florida.

Aunque McCracken no pudo decir a cuáles campamentos de refugiados se distribuirían las comidas, aseguró que muchas de esas comidas serán servidas a los refugiados de Irak y Siria.

“Era algo que nuestra iglesia podía hacer de una forma que creara una oportunidad de servicio fácil para la gente. Permite la oportunidad de que la gente venga a servir por un poco de tiempo, pero cuando retrocedes y miras la gran imagen, estás como, ‘¡Wow! Juntos, realmente causamos un gran impacto’”, dijo McCracken a “The Christian Post”.

“Creo que es en su forma más simple un ejemplo de cómo somos capaces de vivir nuestra misión, la cual es amar a los demás y ayudar a otros de la manera en que lo hizo Jesús”, añadió él. “Hay momentos en que proveer comida a las personas con necesidad es una manera de hacer eso y una herramienta para ministrar a aquellos en necesidad. Es solo una buena manera para que vivamos nuestra misión de compartir el Evangelio”.

Las comidas que fueron empacadas para los refugiados consistían en un producto de arroz que incluía azúcar, vegetales deshidratados y vitaminas. Mientras tanto, el alimento que fue empacado para la distribución local era un producto de avena que incluía vitaminas, canela y azúcar.

Mientras que las ofrendas de la iglesia ayudaron a pagar por algunos de los productos que usaron en la comida, McCracken dijo que la iglesia fue ayudada por los agricultores locales que asisten a la iglesia que donó “miles y miles de libras” de arroz y azúcar para el evento.

“Cada persona recibe seis bolsas y una vez que haces tus seis bolsas, tu compromiso se ha cumplido”, dijo él. “Muchas personas se quedan y ayudan, pero de principio a fin, a una persona le toma unos 20 minutos desde que reciben sus instrucciones, bolsas y hacen su comida”.

“Es un ejemplo clásico de cómo eres mejor con otros cuando la gente contribuye un poco”, indicó él. “Para algunas de estas personas, se espera que esta sea un comienzo para servir y abrir su mente a otras oportunidades de servicio—ya sea localmente en nuestros propios vecindarios o algunas de las cosas internacionales que hacemos también”.