David y Sara, dos jóvenes españoles muy queridos dentro de la comunidad evangélica, levantan una ola de solidaridad con su “amor que todo lo puede”.

David y Sara, dos jóvenes españoles muy queridos dentro de la comunidad evangélica, levantan una ola de solidaridad con su “amor que todo lo puede”.

“El amor todo lo puede”… Con esa verdad poseyendo su mente y su espíritu se despertó David el pasado sábado a las 4 de la madrugada y se puso a buscar por internet hospitales en cualquier rincón del mundo que ofrecieran ensayos clínicos.

Tras años de lucha contra un linfoma, 5 tratamientos de quimioterapia, 2 ensayos clínicos, autotransplante, radioterapia, el pasado viernes 7 de abril, por segunda vez en pocos días, los médicos comunicaron a David y a Sara que no podían hacer nada más por ella y que la derivarían a la unidad de cuidados paliativos para hacer más llevadero el tránsito hacia la muerte.

“Este sábado me desperté a las 4 de la mañana” -cuenta David- “y empecé a buscar hospitales en todo el mundo que tuviesen abiertos ensayos clínicos. No esperaba respuestas y mucho menos a los 5 minutos, en madrugada del sábado, Domingo en China”.

“VOLVEMOS A SER SARA Y DAVID”

David describe la dramática lucha interior que ha soportado antes de tomar la decisión de ir a China. “Para cualquier persona es difícil, pero creo que más aún cuando tu esposa, la persona que más amas, tiene 31 años”, dice. “El amor nunca se da por vencido. Ninguna de nuestras aventuras ha acabado con nosotros tirando la toalla o esperando a que algo simplemente acabe. Yo miraba al cielo sin tener una respuesta, viendo cómo mi mujer se iba apagando poco a poco. Teníamos la esperanza de llegar a un tratamiento novedoso llamado T-Car. No llegamos. Justo cuando íbamos a empezar descubrieron que el linfoma había avanzado en Sara y quedaba excluida del tratamiento”.

Tras el último revés, este sábado a las 4 de la mañana recibe confirmación desde China de que sí, que podrían tratar a Sara. Entonces empieza otra tormenta. ¿Cómo iba a costear una “locura” así?

“En China el ensayo es gratuito pero los costes añadidos no, y nos ponía en una situación muy comprometida como familia. Vuelos, estancia, gastos de una posible UVI, gastos de tratamientos paralelos, nos comprometen con 90.000 €. Si fuera en España, quizás hablaríamos de 300.000 € y en EEUU, dependiendo del lugar, entre 350.000 hasta el millón de dólares. Primero no sabía cómo decir a mis suegros esto, porque hasta a mí me parecía una locura y quizás esperaba una respuesta de: David, es hora de asimilarlo…”.

Pero sus suegros, también creyentes evangélicos, le animaron a ir adelante.

Ahora quedaba convencer a los médicos del hospital. “Esperaba también que el equipo médico de nuestro hospital en Madrid nos dijese que no lo hiciéramos, que no merecía la pena”, dice. “Todo lo contrario, sonrisas, alegría y todo el apoyo para gestionar todo el historial médico de Sara en menos de 12 horas, pruebas, imágenes, etc… Todo en domingo y lunes de mañana”.

La tormenta interior a la hora de tomar la decisión se mantuvo hasta el final: “Nuestra oración era: Señor cierra las puertas. Ayúdanos a procesar esto”, confiesa David. “Pero no, en 24 horas nos admitieron en un ensayo clínico que parecía imposible, hemos renovado un pasaporte en la única comisaría abierta porque unos grandes amigos nos ayudaron, hemos gestionado un visado de 3 meses en el consulado chino, conseguido billetes (…). No vamos a engañar a nadie, la situación va más allá del alto riesgo. Este tratamiento no asegura absolutamente nada, pero creo que ahora sí, volvemos a ser Sara y David. Esto se corresponde más con las aventuras que hemos vivido a lo largo de nuestro llamamiento (a servir a Dios) y nuestra vida”.

“EL AMOR TODO LO… SUPLE”

Mientras escribimos estas líneas, David y Sara ya están en China. Cuando salieron rumbo al aeropuerto de Barajas no tenían cubiertos más que sus billetes de avión, los correspondientes visados y unos días de estadía en China. Entonces decidieron recurrir al crowfunding a través de la plataforma GoFundMe y pedir la ayuda económica de sus amigos y de quienes pudieran ayudarles a cubrir los 90.000 € que necesitan para financiar esta batalla final contra el cáncer de Sara.

Dos días después, más de 750 personas han respondido solidariamente a la iniciativa y ya llevan recaudados más de 56.000 €.

“No vamos a engañar a nadie, la situación va más allá del alto riesgo”, reconocía David, quien sin embargo siente el respaldo de Dios en la aventura. “Volvemos a ser Sara y David”.

La espectacular respuesta a su pedido de ayuda demuestra que no están solos en esa aventura…

Fuente: Actualidad Evangélica