Los atentados terroristas contra Siria han sido incontables. El grupo extremista Estado Islámico parece no tener fin, y en su lucha por imponerse en Siria no repara en blancos. Los yihadistas destruyeron edificaciones cristianas, robaron y destruyeron reliquias e incluso secuestraron monjas.

Iglesias históricas y monasterios de la ciudad cristiana de Maaloula todavía no se han recuperado de su ocupación por parte de los militantes islámicos que invadieron la ciudad hace dos años. Combatientes del Frente al-Nusra, un grupo rebelde respaldado por Al Qaeda, capturaron la ciudad en 2013 y gobernaron hasta que las fuerzas sirias los expulsaron en 2014.

Recientemente, el gobierno ruso organizó un viaje para que periodistas internacionales visitaran la zona e informaran al Mundo del caos que sufre Siria.

Entre las historias que los sirios relatan a la prensa internacional, un sacerdote llamado Ahmed contó: «Ellos llegaron hasta aquí. Ustedes pueden ver con sus propios ojos lo que le han hecho a nuestra iglesia.

Rompieron y quemaron todo. Han robado valiosos iconos y han quemado las que ellos han considerado que no tenían ningún valor. Incluso, han mostrado su impiedad al quemar el cuenco de agua bendita y la ropa de los sacerdotes».

Los residentes recuerdan el estupor y el dolor que les causó ver el estado de su ciudad cuando el ejército sirio la recuperó de los terroristas islámicos (EI). Rayan Wehbe, un residente de la aldea narró: «Nos quedamos horrorizados por lo que vimos: Arruinaron, quemaron y saquearon todo. Después de que los militantes irrumpieron en la ciudad, los terroristas robaron todo lo que pudieron y destruyeron el resto».