Como dos campamentos de ejércitos de dos bandos contrarios que van a un enfrentamiento en una guerra, era la situación en el día de ayer en las inmediaciones del Congreso de la Nación. Sin duda el aire se respiraba de una manera en un lugar y de otra según en el lugar que te encontrabas, y los rostros contaban muchas historias que muchos nunca habían escuchado.

Pasaron los discursos los gritos y las arengas, se produjo la batalla y ahora podemos decir que estamos en el día después donde volvemos a la realidad, puede que muchos tengan que retomar su lugar de trabajo, el lugar de estudio o volver a su barrio, ahora el tiempo los vuelve a cruzar con el que estaba del otro lado y defendía su posición.

Los momentos de lluvia sobre el lugar agregó dramatismo a lo vivido, y con la hora avanzada tras varias horas en pie mostró rostros cansados y en algunos los ojos la frustración de no ser comprendido en su postura.

En esta mañana, perteneciendo al grupo que defendía «Las Dos Vidas», tengo que mirar a los que sostenían la postura del aborto, seguir orando y ensayar una palabra unificadora.

Unas semanas atrás, donde muchos habían tomado una posición muy combativa y hasta despiadada sobre el asunto y se podía leer entrelineas que ellos nunca en la vida se habían equivocado. Creí oportuno en revisar cual sería mi posición en todo este asunto y orando al Señor, ví como el caminaba entremedio de los pañuelos verdes sanando corazones y heridas que la vida les fue dejando.

Hoy la Iglesia tiene en blanco sobre negro la labor que le queda por delante, nadie crea que hemos ganado alguna batalla, podríamos decir que tal vez llegamos a este punto, porque en algún lugar de la historia perdimos una oportunidad de cambiar el rumbo del país.

Con esta radiografía que nos quedó de lo vivido en esta parte de un capítulo de la historia de Argentina, ahora los especialistas, los llamados y los ungidos tendrán que generar nuevas estrategias para crear puentes para llegar a los que estaban en la vereda de enfrente y llevarles sanidad y vida eterna.