El conflicto entre el ejército birmano y el autoproclamado “Ejército de Arkan” continúa a pesar del aumento del contagio de coronavirus en el país.
En las últimas semanas, el ejército del país se ha enfrentado a este grupo insurgente, lo que ha causado que muchos civiles tuvieran que desplazarse huyendo del conflicto.
21 personas han sido asesinadas y otras 24 han resultado heridas a raíz de los enfrentamientos de las últimas semanas.
Myanmar es el epicentro de uno de los conflictos más longevos del mundo. El control de los recursos del país, junto con nacionalismo religioso son algunos de los elementos que sigue alimentando este conflicto cuyo inicio data del 1948. Muchos de los enfrentamientos ocurren en estados con una gran cantidad de minorías cristianas. Un gran parte de estos cristianos sufren persecución por parte del gobierno debido a su fe. Además, en grupos étnicos, como los rohingya, los cristianos son perseguidos por su propia comunidad debido a que este grupo es mayoritariamente musulmán.
La situación en el país es muy compleja, además el bloqueo de las comunicaciones impide que la información de lo que está sucediendo circule con libertad.
“El teléfono y el internet están cortados. La comunicación es prácticamente imposible. No podemos ponernos en contacto con la gente del lugar”.
La situación actual no hace más que agravarse debido a la extensión del coronavirus por todo el mundo. La Agencia de de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha expresado su preocupación y ha reiterado, mediante António Guterres (Secretario General de la ONU), que los conflictos deberían cesar mientras la batalla contra el coronavirus esté activa.
Fuente: Puertas Abiertas
