Joshua Broome quería morir. Después de haber alcanzado la fama en la industria porno, cayó en un espiral descendente de confusión, estaba por acabar consigo mismo -y creía que no había un camino de salida en el futuro.
Para Broome, tener una mirada más allá de la niebla que copaba el presente era imposible. Después de años de emociones enterradas, el ex actor de películas para adultos ya no podía contener toda su ira y temor.
«En la última escena que filmé, estaba acostado en la cama», dijo Broome. «Y pensaba: ‘Quiero morir. No tengo las agallas para suicidarme, pero debo encontrar la forma… ya no quiero seguir viviendo. No tengo futuro, nadie se casará conmigo, ningún empleador querrá contratarme… soy completamente inservible.'»
Pero en lugar de rendirse, Broome logró tomar coraje y salir de la industria para reconstruir su vida; ahora es esposo, padre y pastor, valientemente desafiando a las mentiras de soledad que le asolaban en el pasado.
Broome compartió de su viaje de entrada -y salida- de la industria porno, recordando que entró a la misma como muchos otros: por andar en caminos peligrosos y malas compañías, hasta que se encontró atrapado en un círculo diabólico.
Broome comenzó modelando cuando era adolescente y comenzó a dar sus primeros pasos en la gran ciudad de Los Ángeles y de Nueva York. Llegó a California pero terminó en la industria porno después de conocer a alguien que lo conectó con ese mundo.
En un principio, se mostraba escéptico, pero por alguna razón accedió a actuar en su primera película para adultos.
«Es algo muy bizarro. Mirar para atrás y pensar en cómo había sido criado, no sé cómo pude caer tan bajo y aceptar semejante cosa», dijo Broome. «Todos somos vulnerables en algún punto. Fue apenas una rendija de inseguridad y una sola oportunidad para que alguien me hablara a la debilidad. Y terminé accediendo.»
Después de haberlo hecho, pensó para sí mismo, «¿Qué acabo de hacer?». Pero por alguna razón, Broome continuó adelante por los próximos años.
«No sabía que aún quedaban cuatro años por delante», recordó.
Había signos de que la carrera de Broome lo estaba exponiendo a una batalla interna, pues cada vez que volvía de una grabación, tomaba largas duchas pues se sentía «sucio»; pero era incapaz de lavarse todas esas emociones y que le dejarán en paz.
Broome escondió su dolor de quienes tenía alrededor y se alejó de sus familiares y amigos; ni siquiera atendía los llamados de su madre.
«Levanté un muro a mi alrededor porqué estaba profundamente dolido», recordó Broome. «Literalmente, quería morir… hacía lo imposible para enmascarar lo herido que estaba.»
Conforme el dolor crecía, también su carrera. Broome dijo que llegó a trabajar en 20 o 25 proyectos por mes.
«Por cada momento de trabajo, volvía a casa a ducharme y a rogarle al Dios que no conocía que me permitiera dejar de respirar», reconoció. «Las relaciones en el set de filmación no eran nada íntimas, dependía de las drogas para lograrlo.»
Broome se encontró a sí mismo preguntándose porque se sentía tan vacío si tenía todo lo que alguien podía desear. Un día, sin embargo, gracias a un encuentro fortuito con un banquero cambiaría todo.
«Entré al banco y entregué un cheque para ser depositado», recordó. «Cuando ya me iba… el banquero dijo: ‘Joshua, hay algo que pueda hacer por ti? ¿Puedo ayudarte?».
Fue un momento crucial para Broome, hacía mucho tiempo que nadie le llamaba por su nombre. Toda su vida había sido atrapada por su carrera y la identidad tóxica que representaba en la pantalla habían absorbido su verdadero yo.
«Sentí escalofríos, simplemente por interactuar con alguien que me llamaba por mi nombre,» dijo. «Cuando aquel hombre dijo mi nombre, caí en cuenta de mi realidad y del punto dónde me encontraba y me impactó.»
Broome llegó a su apartamento y quedó viéndose largo rato en el espejo.
«Había logrado soltarme… ya no veía al actor», dijo. «Volví a ver a Joshua Broome.»
Fue tomado súbitamente por la emoción, al recordar las muchas maneras en que se abandonó a sí mismo, a su familia y seres queridos. Fue en ese momento que decidió dejar todo atrás.
«Después de llorar y llorar, tomé el teléfono y llamé a cada persona que necesitaba llamar: ‘estoy fuera’ les dije. En cuestión de días, había dejado todo.»
En los próximos dos años, Broome comenzó a reconstruir su vida. Empezó a trabajar en un gimnasio y se alejó de todos los que había conocido en la industria de la pornografía. Eventualmente, conoció a una muchacha en el gimnasio qué le planteó dos preguntas: ¿Sabes quién es Dios? Y ¿Tienes una relación con él?.
Broome comenzó a asistir a la iglesia con la muchacha y dos años después se comprometieron y se casaron. Ahora, son dos padres amorosos y Broome -quien una vez deseó morir- está lleno de vida, predicando y compartiendo de la fe que transforma vidas.
«Jesús murió por mi», dijo. «Y vino para volverme a la vida.»