Fue prácticamente un regalo de Navidad para 31 pacientes que necesitaban reconstrucciones en sus labios, revisiones dentales y paladares afectados y que, recibieron asistencia médica. Además de los pacientes, seres queridos que los acompañaban -padres, tíos, abuelos- también se unieron en la experiencia alabando y agradeciendo a Dios por todo lo que estaba sucediendo a sus familiares.
«Le doy gracias a Dios, Él lo hizo,» dijo Marta, una viuda cuyo nieto de 1 año, Augustine tuvo su cirugía reconstructiva de labios. Después de la operación, en la guardia pediátrica, ella alabo a Dios y fue embargada por la emoción al recordar la fidelidad divina para con su nieto.
Augustine nació a finales de 2015, un poco después que el marido de Marta falleciera. Su hijo de 20 años es el padre del niño. La madre rechazó a Augustine desde el primer momento y nunca lo amamantó. En Minería, especialmente en las zonas más carenciadas es un estigma social un niño con labio leporino, y algunos creen que son portadores de malos espíritus.
Después de dos semanas de haber dado a luz, la madre dejó a Augustine en el piso de la sala y huyó. Un mes después, Marta la localizó en otra aldea. Trató de convencerla de que niños como Augustine podían tener una buena vida y le rogó que volviera. La joven madre no quiso tener nada que ver con el niño y desoyó los ruegos de Marta
Marta volvió a casa con su nieto. Habló con su Pastor y oró. «Le pedí a Dios fortaleza,» dijo ella. Ella confío que Dios enviaría ayuda para el bebé.
Viuda y casi sin fuerzas, Marta comenzó a recibir asistencia nutricional cada semana para el bebé del World Food Programme en Primavera. Poder viajar al Hospital ELWA para la cirugía fue otra milagrosa respuesta a la oración. Samaritan’s Purse envío un aeroplano a buscarla.
Marta contó como deseaba cantar y adorar a Dios en su propia lengua, cuando regresó a casa agradeció a su Pastor y la congregación por el apoyo y las oraciones por ella y el bebé durante este proceso.
Un Ministerio enviado del Cielo
En situaciones similares, abuelas y abuelos se vieron criando otros ‘niños pacientes’.
«[Los padres] lo dejaron a mi cuidado por su condición,» dijo Phillip, un abuelo que cría a su nieto de 4 años, Saah Philip. «El niño a veces sufría mucho maltrato por su labio leporino. Los otros niños no querían jugar con él y eso me ponía muy triste,» dijo Phillip . «Le decían, ‘tienes una boca horrible’.»
A pesar de esto, Phillip se mantenía confiado en Dios.
«Creo en Jesús con todo mi corazón y sé que puede resolver cualquier problema,» aseguró. Eventualmente alguien vendría a ayudar a su nieto. Él y su nieto fueron llevados en helicóptero hasta el lugar de la cirugía y todo salió muy bien.
“Estoy contento, más que feliz,» dijo Phillip. «Ya no hay razón para que mi nieto o yo estemos avergonzados.»
Aunque no todas las historia son tan dramáticas como estas, muchos tutores contaron como sufrían los niños de burlas y discriminación por causa de sus condiciones físicas.
Amos, de 31 años y padre de Emily de 9, contó cómo su hija era molestada a causa de un problema de paladar que le impedía una buena pronunciación. «Cuando Emily iba al colegio, los demás compañeros se burlaban de sus dificultades para hablar, ella regresaba llorando y preguntándose si algún día hablaría bien.»
La cirugía de paladar de Emily fue exitosa y con terapia su habla mejorará. «Estoy muy agradecido con Dios y considero esto como enviado del Cielo,» dijo Amos.