Si se descubre que eres cristiano en Corea del Norte serás arrestado, interrogado y puesto en prisión. Y es improbable que alguna vez vuelvas a ser libre. Puertas Abiertas estima que cientos de miles de cristianos norcoreanos están en prisión y en los campos de trabajo forzado por causa de su fe.

El número aproximado de creyentes en prisión oscila entre los 50.000 a 70.000, de acuerdo con Puertas Abiertas.

En 2012, cerca de 13.000 personas fueron detenidas. Para marzo del 2020, se reportaron 160.000. La prisión más grande, Yodok -descrita por los cristianos como una ‘un hueco de masa viviente’- tiene alrededor de 55.000 detenidos.

Entre los prisioneros también se encuentran oficiales que no llevaron a cabo un trabajo cómo pide el gobierno, personas que han criticado al régimen, y otros sospechosos de actividades contra el gobierno. Las autoridades norcoreanas creen que creer en Jesús es una actividad contra el gobierno.

Los cristianos pueden ser enviados a un campo de prisión política o a un centro de re-educación.

La mayoría de los cristianos son enviados a los campos de prisión política. Estos campos son ‘zonas de control total’ -donde las personas nunca son liberadas. Los prisioneros son considerados ‘enemigos del estado’ y están fuera de toda protección de la ley. Si no son secretamente ejecutados, transcurren sus vidas bajo una tortura física y sicológica constantes, hambruna y trabajos forzados. Algunos son usados para experimentos científicos.

Estos campos difieren de otros centros de detención en Corea del Norte, tales como Kwo-hwa-so (o ‘zona revolucionaria’) que son para crímenes ‘menos serios’, dónde los detenidos reciben ‘educación ideológica’ mientras realizan trabajos forzados.

«Vi figuras sin forma moviéndose», recuerda una cristiana durante su tiempo en Kwo-hwa-so. «Me tomó un momento darme cuenta de que eran personas. Algunos estaban encorvados, otros perdieron un brazo o pierna. Mis propios brazos y piernas parecían fósforos. En el campo, trabajaba 12 horas al día, a veces más. Cada día es solo una larga pesadilla.»

La creyente, que fue liberada después de dos años, descubrió a otra cristiana en el campo. «Ella era mucho más valiente que yo -le hablaba a otros de Cristo». Pero todo sucedió a un altísimo costo. «Un día, un auto se la llevó. Cuando la ví irse, supe que era llevada a una prisión de máxima seguridad, una Kwan-li-so. Nadie sobrevive en una Kwan-li-so.»

Los testimonios descritos arriba son de la prisionera 42, cuya historia está basada en una situación real, de una cristiana norcoreana enviada a uno de los campos de re-educación. Puedes leer el testimonio completo en el siguiente link.

 

Fuente: Open Doors UK

Foto: Open Doors UK