Convocados por el grupo de defensa de la libertad religiosa International Christian Concern (Cuidado Cristiano Internacional), activistas y un desertor norcoreano detallaron extensamente los abusos graves de los derechos humanos que soportan los cristianos y todos los que viven bajo el régimen comunista de Kim Jong Un, e instaron a los legisladores a apoyar la resolución de reautorización del Acta de Derechos Humanos en Corea del Norte de 2004.
Además de los discursos del senador por Texas, Ted Cruz, el senador por Oklahoma, James Lankford, el representante de Nueva Jersey, Chris Smith y el representante de California, Ed Royce, durante una presentación matutina en la Oficina de Representantes Rayburn, abogados de derechos humanos con años de experiencia en trato con Norcorea resaltaron cómo el régimen de Kim casi ha limpiado el cristianismo en esta nación cerrada, aislada.
«Como la tragedia de la separación de Corea continúa luego de casi siete décadas, uno recuerda… que el lado norte de la península coreana fue alguna vez la cuna de la Iglesia Presbiteriana de Corea”, dijo Greg Scarlatoiu, el director ejecutivo del Comité de Derechos Humanos en Corea del Norte, que dirigió la publicación de al menos 24 reportes y libros sobre los abusos de derechos humanos del régimen de Kim, durante un panel de debate con otros expertos en derechos humanos. «Antes de la posesión comunista, la capital Pyongyang solía ser conocida como la ‘Jerusalén del Este’”, continuó. “En Corea del Norte, el cristianismo alguna vez fue una forma de vida con dos Iglesias en la misma esquina y a simple vista”
Scarlatoiu explicó que fue en 1946 que el Comité Popular Provisional de Corea del Norte forzó la clausura de iglesias con congregaciones que no reunían un número mínimo predeterminado de personas. “El Comité comenzó a prohibir reuniones protestantes y católicas en hogares, y convirtió al domingo en día hábil y al lunes en día de descanso. Y esto fue sólo el principio”, agregó. “Bajo el pretexto de que el sonido de las canciones religiosas molestaban a la vida pública, el mismo Comité pidió a las iglesias que sean reubicadas. Manifestantes del Partido Comunista fueron insertados en comunidades cristianas e iglesias. Comenzaron a criticar los sermones por no ser progresistas.”
En 1962 el líder Kim Il Sung dijo a la agencia de seguridad del régimen que “no podían avanzar hacia una sociedad común con gente religiosa”, dijo Scarlatoiu. “Por eso debemos juzgar y condenar a aquellos que tienen cargos en el diaconado o mayores en iglesias protestantes o católicas”, dijo Scarlatoiu citando a Kim, quien se lo hubiera dicho a oficiales el gobierno en esa ocasión.
Scarlatoiu explicó que en 1948, alrededor de un cuarto de la población norcoreana tenía alguna creencia religiosa, pero datos estadísticos actuales muestran que esa población es menor al 1 por ciento. “Aún ese número es adulterado”, dijo. A través de los años, el régimen Kim ha asesinado a cientos de miles de su propia población, tanto bajo el gobierno de Kim Il Sung, como de su hijo –Kim Jong Il- y su nieto –Kim Jong Un-.
“Nuestros colegas en Corea del Sur han documentado casos de persecución religiosa. Organizaciones como el Centro de Base de Datos de Derechos Humanos de Corea del Norte y la Institución Coreana para la Unificación Nacional han entrevistado a cientos de desertores que acercaron testimonios de persecución religiosa extremamente severa”, dijo Scarlatoiu. “Al igual que otros líderes comunistas, como mencioné antes, Kim Il Sung y todo el régimen Kim han rechazado a la religión por ser el ‘opio de los pueblos’.
La sociedad norcoreana está dividida en clases sociales en base al riesgo político que puede provocar cada individuo al régimen Kim. Acorde a Libertad en Corea del Norte, aproximadamente el 27 por ciento de la población norcoreana es catalogado como “clase hostil” –la clase más baja, compuesta por disidentes políticos al régimen comunista, ciudadanos religiosos, capitalistas y sus descendientes. El esquema clasista impacta en todo en la vida de la persona –oportunidades laborales, educativas, provisión alimenticia, cuidado de la salud y vida amorosa-.
“Uno puede decir con seguridad que el régimen de la familia Kim ha llevado a la persecución religiosa, y en particular a la persecución a cristianos a un nivel comparable al de la Roma de Nerón, o al genocidio asirio, armenio, griego de la Primera Guerra Mundial o al genocidio Yazidí actual”, continuó Scarlatoiu.
En los últimos 15 años, Corea del Norte se ha ubicado como el máximo perseguidor de cristianos según Puertas Abiertas USA. Aunque hay iglesias estatales en Corea del Norte, Scarlatoiu aseguró que son administradas por oficiales del gobierno disfrazados de pastores y curas. El verdadero culto cristiano, y todo culto religioso, es ilegal y puede llevar al arresto, la tortura, o inclusive a la ejecución. A pesar de la imposibilidad de acceso a Corea del Norte, se cree que hay al menos 120 mil personas que están siendo torturadas, golpeadas y forzadas a realizar labores duras en campos de prisioneros. En 2014, las Naciones Unidas reportaron que cientos de miles de prisioneros habían muerto en gulags (campos de prisioneros) norcoreanos en los últimos 50 años.
«Por generaciones (los prisioneros) no fueron acusados o condenados por juicio justo. La mayoría, sino todos, fueron culpables por asociación. Es decir que si un miembro de la familia estaba en la categoría (clase) incorrecta, la familia entera sería prisionera”, dijo al panel T. Kumar, director de la defensoría internacional Amnistía Internacional USA. “Los abusos en esos campos son extremadamente perturbadores –violaciones, hambrunas, torturas, ejecuciones, etc.”.
En un reporte que detalla los abusos sistemáticos de derechos humanos en Corea del norte, las Naciones Unidas afirmaron que las violaciones a los derechos humanos del régimen Kim son tan escandalosas y amplias que “no se encuentran paralelismos en el mundo contemporáneo”.
«Nunca he visto un país tan cerrado y con el acceso tan limitado”, dijo Kumar. “Es un país completamente aislado. Pensé en países para compararlos, pero no hay.” En el corredor oeste, en tres provincias, hay al menos 60 mil cristianos bajo tierra.
Mientras abordamos este enigma de Norcorea con armas nucleares, misiles de largo alcance, y violaciones de derechos humanos, quizá ha llegado el momento de mirar a la pequeña pero creciente iglesia subterránea como un agente de cambio potencial tremendo.