“Sea paz a ti, a tu familia, y a todo cuanto tienes” I Samuel 25:6
El mensaje de David se parece mucho al mensaje de Dios a los Seres Humanos. Es un mensaje de paz y es completo, porque es la paz de Dios que afecta a todas las esferas de nuestra vida. No solamente la paz personal, sino también la paz familiar y la paz aún referida a las cosas materiales. El hombre natural desea la paz, pero el orden de su búsqueda es totalmente opuesto.
Comienza la búsqueda de su paz a través de las cosas materiales, la seguridad de un empleo, el confort de un hogar, el disfrute de mi familia. El orden de Dios es extensión de interior a exterior. Muchas veces no alcanzamos a disfrutar de esa paz, porque seguimos caminando equivocados.
Dios busca siempre al individuo y la paz de Dios en el individuo se refleja luego en las cosas que le rodean. Si está faltando la paz en la familia y en las cosas que tu tienes, comienza a examinar como anda tu relación con Dios, donde le fallaste, en que punto logra Satanás desanimarte, donde comenzó tu flojera individual, pues seguro que allí es donde está la razón, donde todo comenzó.
Pídele al Señor que solucione el problema. Quizás hay algún pecado que te está molestando, que no fue confesado al Señor y necesitas arrepentimiento. Hazlo, arrepiéntete y luego apártate de lo que te ha hecho caer, pues la promesa de Dios es: “que el que encubre su pecado no prosperará, pero el que lo confiesa y se aparta alcanzará misericordia”, Proverbios 28:13.
Entonces verás como la paz interior de tu alma se restablece y su gozo comenzará a inundarte nuevamente. Si falta la paz en la familia, debes seguir el mismo proceso, ver donde la familia ha fallado en su relación con Dios como Familia, buscar el problema y tratar de solucionarlo con la ayuda de Dios.
Quizás hay problemas en la relación de los esposos, problemas de carácter, de caprichos, de orgullo, de egoísmo, de comodidad, de quejas. Todo esto tiene solución cuando permitimos que el Espíritu Santo nos examine y revele nuestro problema con humildad.
Cuando la falta de paz está por la ausencia de los bienes materiales, debemos recordar, que Dios no desampara a sus hijos. La alegría y la gratitud por lo que tenemos abrirá las puertas de lo que deseamos. Esto es contentamiento.
¡Señor ayúdame para poder vivir con esta clase de paz!
Por Daniel L. Bustamante