A partir del siglo XIV con Jhon Wycliffe, y otros más comienzan los primeros pasos de la #Reforma contra la #Religión organizada que hacía a Dios a imagen del hombre en vez de al hombre a imagen de Dios.
Se enseñaba que Dios estaba enojado y la gente tenía que hacer cosas para apaciguar su ira. Se enseñaba que las obras de los hombres eran necesarias para restar tiempo de en el «purgatorio» (Invento católico totalmente anti Bíblico, donde se dice que las almas son purificadas para poder ir al cielo). En esa época vendían unos papeles llamados indulgencias para que la gente pueda recibir «perdón» firmadas por un hombre con supuesta «autoridad».
La Primer reforma consistía en volver a la Palabra.
Hombres como el antes mencionado Wycliffe en Inglaterra (1320-1384). Se inclinó, resueltamente, por el realismo contra el nominalismo, en un debate muy acalorado en el que defendía la vuelta a la Biblia y al agustinismo. Dice que el verdadero y auténtico poder está en las Sagradas Escrituras (la Biblia), y no en la Iglesia. Esta es la teoría del «biblicismo», donde está la salvación, la revelación y la autoridad, de forma que la salvación viene directamente de Dios, sin intermediarios, y solamente resaltando el valor único de la Biblia, como fuente única de poder. No juzga a la iglesia, sino que, novedosamente, antepone la autoridad suprema de la Biblia a la eclesiástica, como revelación divina.
También John Hus, de Bohemia (Actual Rep.Checa, 1370-1415 d.C).
Hus planteaba que la verdadera Iglesia era invisible, y todos los que pertenecen a la Iglesia son sus miembros, donde la Iglesia romana tiene un rol eminente, pero no es la verdadera Iglesia de Cristo, ya que enseñaba que solo Cristo era la cabeza de la Iglesia. Predicaba que Jesucristo era la verdadera Piedra y no Pedro, y decía que el Papa, con su corrupción y sus muchos pecados y errores que enseñaba a las personas, era la encarnación del anticristo.
Martín Lutero, de Alemania (1483-1546). Las ansias de obtener grados académicos llevaron a Martín Lutero a estudiar las Escrituras en profundidad. Influido por la vocación humanista de ir ad fontes («a las fuentes»), se sumergió en el estudio de la Biblia y de la Iglesia primitiva. Debido a esto, términos como la penitencia y la probidad tomaron un nuevo significado para Lutero, convencido ahora de que la Iglesia había perdido la visión de varias verdades centrales que el cristianismo enseñaba en las Escrituras, siendo una de las más importantes de ellas la doctrina de la justificación sólo por la fe. Lutero empezó a enseñar que la salvación es un regalo exclusivamente de Dios, dado por la gracia a través de Cristo y recibido solamente por la fe.
Juan Calvino, de Francia (1509-1564). Enseñó que las buenas obras eran parte de la vida de cada cristiano y la inevitable manifestación de una verdadera fe y justificación que salva.
John Knox, de Escocia (1514-1572). Fundador de la Iglesia Presbiteriana, Knox fue una de las piezas fundamentales y cabeza de la reforma en Escocia. Tuvo influencias luteranas y calvinistas. La Reina María de Inglaterra supo decir que tenía más miedo de las oraciones de John Knox que de todos los ejércitos de Europa juntos. La oración de Knox era la siguiente: «Ho, Dios mío, dame a Escocia o me muero.»
Así como estos, muchos otros más junto con ellos, algunos conocidos y otros anónimos. Pero cada uno colaboró con el regreso de la Iglesia a la enseñanza de los Apóstoles Bíblicos, nada más y nada menos que las enseñanzas del mismo Jesucristo; El Apóstol Juan, de hecho, dice en una de sus epístolas:
«Lo que era desde el principio lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos referente al Verbo de vida,2 la vida que se ha manifestado, y que nosotros hemos visto y de la que damos testimonio, es la que nosotros les anunciamos a ustedes: la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos ha manifestado.3 Así que, lo que hemos visto y oído es lo que les anunciamos a ustedes, para que también ustedes tengan comunión con nosotros. Porque nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. 4 Les escribimos estas cosas, para que el gozo de ustedes sea completo.» (1 Juan 1:1-4 RVC)
Si estudiamos la historia de la Iglesia podremos encontrar desde el primero hasta el último de los reformadores grandes triunfos y fracasos, aciertos y errores. Pero en cada uno, una guía del Espíritu Santo que les daba convicción de seguir avanzando y a pesar de que a veces estaban solos contra concilios completos que opinaban diferente y se amaban más así mismos que a Dios, éstos sin pensarlo dos veces ponían sus vidas por la causa de que la VERDAD de Cristo sea conocida y manifestada.
Evidentemente lo lograron, la PRIMERA reforma tuvo un éxito rotundo aunque muchos de ellos no la hayan podido verla física mente, la vieron antes de que suceda y aconteció como consecuencia de sus movimientos de fe absoluta. Pero hoy se está despertando algo que no se había visto pero si se había anunciado.
La Iglesia conoce la Palabra de Dios, todos tenemos acceso a ella (Por en lo menos lo que conocemos como el Occidente, tenemos una libertad soñada por los reformadores y la Iglesia Primitiva del libro de los Hechos). Hoy tenemos la Palabra y si tenemos la Palabra significa que tenemos a Cristo Mismo a disposición con ansias de darse a conocer al mundo. El Apóstol Juan lo manifiesta de la siguiente forma: «En el Principio era La Palabra, y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios.» (San Juan 1:1) Pero lamentablemente en gran parte del mundo se volvió más importante la imagen del ministro que la de Cristo y se están escuchando «mensajes retocados» para endulzar los oídos de los que escuchan en vez de que sean confrontados con la VERDAD para salvar sus almas, parece ser más importante el marketing de que la gente se vaya contenta de los templos que la realidad de que Cristo transforma y la vida cristiana demanda.
El Evangelio NO es un Juego, no tiene que ver con un podio espiritual de quién es más o menos. De quién está más arriba o más abajo. Hay autoridades con más responsabilidad, a las cuales Dios les demandará más. Sólo eso. Sino volveríamos la ideología Romana contra la que lucharon los antes mencionados. Por ende, no pasa por estar más arriba o más abajo. El genial Apóstol Pablo supo decir: «No me avergüenzo del Evangelio porque es Poder de Dios para los que se salvan…» Cada vez que tocamos una Biblia tenemos la potestad de ver dos cosas: Un libro con hojas de papel o la puerta a la manifestación del Poder de Dios. Martín Lutero supo decir que «No hay hombre con mayor autoridad en la tierra que aquel que tiene una Biblia en la mano.» Y ni hablar de aquel que la lee y busca revelación del Espíritu Santo en la misma.
Hemos visto una reforma, como ya lo dijimos. Tenemos acceso a la Palabra. La reforma de hoy, entiendo que tiene que con ser transformados a la imagen de Dios mediante la Palabra Viva. «Mirarnos como en un espejo con la cara descubierta» frente a la Palabra y dejarnos ser transformados por ella a la imagen de Jesucristo.
Me sorprende un texto de Jeremías en el Antiguo Testamento diciendo lo siguiente:
«Esto dice el Señor: «¿Qué mal encontraron en mí sus antepasados que los llevó a alejarse tanto de mi lado? Rindieron culto a ídolos inútiles y ellos mismos se volvieron inútiles.» (Jeremías 2:5 NTV)
Hace tiempo escuche una frase que me dejó pensando, y se aplica precisamente a ésta situación: «No hay nada más triste que ser exitosos en algo para lo que no nacimos.» En la época de Jeremías, muchos del «pueblo de Dios» de repente se encontraban quebrantando la Ley rindiendo vuelto a cosas inútiles como estatuas de madera, metal o piedras, totalmente inanimadas.
¿Qué sucede que los seres humanos tendemos a hacer eso? Porque muchas veces no queremos aceptar que Dios no está hecho a nuestra imagen, es al revés. Y la cultura y la sociedad diaria se empecinan que «modelos» que hacen que las mazas de gente pierdan cada vez más su identidad adorándolos y rindiendo culto a ellos. Miles de personas a diario viven para trabajar, trabajan para comprar comida y comen para seguir viviendo; y la vida simplemente se resume a eso. Y podemos oír quejas constantes de las cosas que están mal y seguir rindiendo culto a las quejas y preparando altares para los problemas de la sociedad pero mientras más lo hagamos nos pareceremos más a aquello de lo que nos quejamos porque nuestro foco está ahí. El autor de la carta a los romanos supo escribir lo siguiente:
«Tal vez crees que puedes condenar a tales individuos, pero tu maldad es igual que la de ellos, ¡y no tienes ninguna excusa! Cuando dices que son perversos y merecen ser castigados, te condenas a ti mismo porque tú, que juzgas a otros, también practicas las mismas cosas.» (Romanos 2:1 NTV)
Un Cambio en la forma de pensar genera un cambio en la forma de vivir:
«Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. 2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.» (Romanos 12:1-2)
Nadie mejor que Pablo para explicarlo de esta forma. Alguien que fue brutalmente transformado en un de repente de Dios. Necesitamos volver a Cristo. Necesitamos volver a las bases de la Biblia para poder hacer ser transformados por el poder de Dios y hacer uso correcto del mismo. ¡DIOS NOS QUIERE USAR!
«Cierto día, Jesús reunió a sus doce discípulos y les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y sanar enfermedades. 2 Luego los envió para que anunciaran a todos acerca del reino de Dios y sanaran a los enfermos.3 Les dio las siguientes instrucciones: «No lleven nada para el viaje, ni bastón, ni bolso de viaje, ni comida, ni dinero, ni siquiera una muda de ropa. (Lucas 9:1-3 NTV)
Discípulo de Cristo es todo aquel que lo reconoce como Maestro y aquí dice que les dio PODER y AUTORIDAD no para tenerlos encerrados en las escrituras y se jacten de tenerlo sino para que lo usen. Jesús les y nos dio poder con un motivo: Ahí dice:»… les dio poder y autoridad para expulsar a todos los demonios y sanar enfermedades.» Siempre que hay para significa que hay un PROPÓSITO detrás. Pero no es que solamente Cristo les dio poder y autoridad. No dice que es para expulsar un demonio, ahí dice «…todos los demonios…»Aquí una realidad: Las tinieblas no resten la luz de Cristo. Los espíritus malignos no nos tienen miedo a nosotros por ser nosotros, le temen al tesoro que podemos llevar dentro: A La Presencia del Dios Altísimo. Tiemblen ante Él, quien nos dio poder y autoridad para echarlos a todos, correrlos del medio y por ende abrir camino y sendas de justicia y sanar a los enfermos. Jesús nos dio poder y autoridad como a los Apóstoles sólo que aún hay algo más: «…Luego los envió para que anunciaran a todos acerca del reino de Dios y sanaran a los enfermos.»
Primero nos reúne, después nos empodera y luego nos envía a anunciar el reino de Dios y sanar enfermedades. Dios nos quiere usar. Lo repito: ¡Dios quiere usarnos! Y el cómo está en su Palabra.
La Nueva reforma tiene que ver con la época y para esto guardé el versículo del final y no por eso menos importante:
Después de empoderar y comisionar Jesús hace una aclaración más que muy importante: «…Les dio las siguientes instrucciones: «No lleven nada para el viaje, ni bastón, ni bolso de viaje, ni comida, ni dinero, ni siquiera una muda de ropa.»
Vivimos en un mundo lleno de distracciones: El bastó tipifica el apoyo, el bolso: tiene que ver con las cargas de los recuerdos del pasado, la comida es la Palabra, el dinero lo muestra a Él como nuestro proveedor y la ropa su armadura de combarte o las ropas blancas de santidad. No necesitamos nada más que su Presencia para cumplir su comisión.
Es cierto que cuesta dejar cosas en casa y más cuando quizá toda la vida nos apoyamos en algo, cargamos con recuerdos dolorosos que no queremos soltar, miedos a perder el sustento económico porque sé que si no tengo dinero a lo mejor no coma; sumado a la dificultad de mantener las ropas limpias o mantenernos en pureza. Pero el Poder que Dios nos otorga es tan grande y perfecto que a veces nos pide que dejemos esas cosas de lado para que entendamos quién es Él realmente. Y si lo tenemos a Él tenemos todo lo que precisamos.
Ésta es la Reforma, no es solo la vuelta a la Palabra, con un hambre descomunal por conocer los secretos del cielo en ella, sino la manifestación constante del cielo a la tierra mediante misma; un cambió en la oración como en la John Hus: «Oh, Dios, dame mi nación o muerto.» . El poder de Dios manifiesto en cada cristiano con fundamento, como nunca antes se vio.
Reforma de poder y autoridad donde Cristo Reina.