Muchos de nosotros sabemos lo esencial que son los voluntarios para que nuestras iglesias sean tan efectivas como deberían ser. Las Iglesias, para prosperar, necesitan desarrollar un plan que no sólo evalúe la calidad de los voluntarios, sino también levantar voluntarios con un carácter de liderazgo y líderes que hayan sido buenos voluntarios.

Cuando busco líderes que puedan monitorear voluntarios, o líderes que puedan monitorear líderes, trato de encontrar personas que hayan pasado por cada etapa en el ministerio -alguien que se haya ocupado de los preparativos de los servicios religiosos, que haya dirigido estudios bíblicos, o haya trabajado con niños,etc. Entonces, cuando la persona haya servido como voluntaria en estas posiciones, yo digo, «Veamos si puedes lograr que otros hagan lo que tú has hecho.»

Es más, me encanta desafiar a los voluntarios a profundizar un poco más. Desafiar a los voluntarios que muestran un potencial para el liderazgo es algo muy bueno. Si encuentro un voluntario que ha pasado por las diferentes etapas del ministerio que puede empezar a liderar a otros, me aseguro de equipar a esta persona y entrenarla para la nueva etapa. Muchas personas no saben cómo delegar. Si es el caso de tus líderes, puedes darles un buen libro sobre cómo hacerlo. Envíalos para que se entrenen en cada oportunidad y sales las herramientas que necesiten para aprender.

Los voluntarios son una parte vital para el funcionamiento de las Iglesias. Algo que hace este ministerio destacable es que muchas veces la labor de los voluntarios no es reconocida como debería serlo. Los voluntarios deben estar dispuestos a servir humildemente a Cristo y a sus hermanos y hermanas sin esperar los aplausos. Un voluntario que tiene esta actitud humilde de servicio a Dios es Dale.

 

Un buen ejemplo

Tal vez no hayas oído hablar de él, pero Dale era un muchacho de mi iglesia. Una de las claves que necesitábamos desarrollar era el ministerio de los grupos pequeños. En realidad, Dale era un nuevo creyente, yo lo había bautizado. Le pregunté si quería ser el ‘campeón’de uno de los grupos pequeños de nuestra iglesia. Le pregunté si quería aprender más sobre el tema y le pagamos para fuera a capacitarse a una conferencia sobre grupos pequeños.

Él fue al seminario y volvió con cinco o seis libros que se compró para saber más del tema. Estableció un plan y lo compartió conmigo. Juntos lo modificamos para que se aplicara a la necesidad de nuestra gente. Luego lo envié para que hiciera su labor.

Dale no sólo se convirtió en ‘campeón’ o líder de uno de los grupos pequeños de nuestra iglesia, sino que comenzó a monitorear a los otros líderes o ‘campeones’. Él se convirtió en el prototipo modelo: era un nuevo creyente en un grupo pequeño, luego pasó a liderar un grupo pequeño. Más tarde, monitoreó a los grupos de una zona en particular. Y por último, pasó a la cabeza de los líderes de grupo de la congregación.

Él fue una parte esencial en el liderazgo de la iglesia. Necesitamos más voluntarios como Dale, que puedan realizar trabajos que en este momento tienen que realizarlos los pastores por falta de obreros.

Ya sea que un voluntario esté cuidando de otros líderes de algún ministerio, liderando un grupo pequeño, organizando las donaciones en la iglesia, cuidando de los niños durante el servicio, acomodando las sillas o saludando a quienes llegan al servicio con una gran sonrisa en el rostro, todo esto forma una parte clave de la iglesia. La iglesia no podría funcionar sin cada miembro y su obra de voluntariado.

 

Conclusión

Una nota final: los pastores y líderes de Iglesias deben ser cautelosos para no caer en la idea de su propia labor en la iglesia es más importante que la labor de un voluntario; o estimar que algunos trabajos son mas importantes que otros. Todos estamos humildemente entregándonos para otros y para la iglesia. Cristo nos ama a todos por igual.

Tal y como la vida y el ejemplo de Jesús nos enseñó, el verdadero liderazgo no es alcanzar el puesto mas alto, la posición más prestigiosas. En realidad se trata inclinarse y lavar los pies de nuestros pares.

Nuestras iglesias no podrían alcanzar a las personas si no fuera por los increíbles euipos de voluntarios con los que contamos. Así que Gracias a Dios por ellos. Les decimos que son grandemente apreciados. Aunque el mundo no les reconozca su maravilloso servicio, les hacemos saber que vemos su esfuerzo y les estamos agradecidos..

A todos los voluntarios, gracias por la manera en que sirven a Cristo y su Iglesia.