La Iglesia de Jesucristo sigue trabajando y recuperando el territorio que por la pandemia fue perdiendo, hay pastores que entendieron los momentos vividos y descubren que hoy se levanta otra realidad y hay que hacer los ajustes necesarios que la actualidad exige.
Antes de este año y medio que frenó todo lo que de buena fe se venía haciendo en la mayoría de las congregaciones, hasta la liturgia empleada, parecía la apropiada. Hoy revisamos minuciosamente y vemos que hay modalidades que deben ser modificadas porque solo era una retroalimentación que no producía ningún cometido ni avance.
Evangelizar es la salida
Hoy muchos pastores se están planteando si el paso siguiente, además de la reconstrucción lógica que necesitan, es sumar a ese esfuerzo el redoblar la tarea evangelizadora de cada creyente, formar ejércitos bien adiestrados para salir a ganar almas para Cristo. Llevar las buenas nuevas a vidas que su destino seguro es la muerte eterna.
Debemos mejorar la óptica de la función por la cual la iglesia esta plantada en la tierra, empoderar a cada hijo de Dios en un evangelista con deseos de llegar al perdido sabiendo que es nuestra responsabilidad. Si no lo hacemos nosotros no hay nadie que nos puede reemplazar, ni siquiera los Ángeles están capacitados a tan noble tarea.
Salgamos a las calles, salgamos a las plazas y parques. Vamos por todo el mundo y prediquemos el evangelio a toda las personas. Este es el momento, llego la hora de compartir el mensaje que cambió nuestras vidas y podrá transformar a todos los necesitados.
El campo está listo para la siega
Luego del azote universal que se sufrió, la humanidad está esperando un mensaje de esperanza y la iglesia es la única que lo tiene, no nos podemos distraer más con ningún otro proyecto que no lleve como finalidad el predicar el mensaje de la cruz y presentar a Jesucristo como único y suficiente salvador.
Instagram: @marcos.dominguez.evangelista