La joven Victoria Tanco eligió de una vida exitosa como golfista a una vida feliz. En otras palabras: menos obsesión por un éxito a cualquier costo y más humanizado y con el cristianismo como refugio.

Ahora Victoria vive los domingos en una iglesia cristiana, involucrada de lleno en todas las actividades de esta iglesia ubicada en Orlando; canta, ora, escucha la palabra la palabra de Dios y medita con los otros miembros de esta congregación. A los 23 años, se la observa comprometida en cuerpo y alma con una vida ferbiente que nunca antes había abrazado, como si se movilizara y fluyera en un confortable momento. Su semblante relajado es muy distinto a aquellas facciones duras que la caracterizaban de más chica, en su etapa ultracompetitiva.

A los 10 años, Busco jugar en el LPGA Tour, ganar el US Open y ser la Nº 1 del mundo, Victoria en la cancha se convertía en una pequeña fiera que ganaba torneos en Argentina y fuera del país, a veces hasta jugando mal. Mantenía un concepto naif de su pasión («El golf me atrae por los paisajes») y en su casa, apilaba copas locales e internacionales, entremezcladas con osos de peluche y portarretratos. El golf argentino estaba pendiente de su revelación definitiva, pero ya había dado pruebas concretas cuando a los 14 años jugó el US Open como amateur. Entonces, en 2008, el máximo circuito femenino se asombró de una niña de un país lejano capaz de lograr un águila desde 154 yardas en el hoyo 9 del Interlachen Country Club, en Edina. Empezó a ser vista como una chica prodigio ya hacía ruido y continuó su marcha hasta llegar a la tarjeta del LPGA Tour para la temporada 2012.

En el momento que la joven que prometía tanto se consolidaba algo ocurrio en su interior y todo lo que habia construido con mucho esfuerzo y dedicación se fue evaporando hasta desaparecer del mundo del golf. Por ese tiempo su amiga, Martina Gavier, otra golfista argentina a quien Victoria veía distinta y rara porque hablaba y posteaba en Facebook sobre Jesús todo el tiempo. Le presentó el mensaje del Señor. Nunca antes ella había leído la Biblia y la razón de su existencia era sólo el golf. Fue allí que encontró lo que estaba buscando y la paz en su corazón, teniendo un encuentro personal con Jesús.

Ahora Victoria Tanco cada domingo lo dedica a congregarse y tratar de servir al Señor llevando una palabra que oriente a tantos que en su busqueda de la vida llenan con otros caminos al éxito, mientras que una necesidad interior solo puede ser cubierta con la persona de Jesucristo.
Sin duda no esta cerrada de abandonar para siempre la carrera como deportista, pero en este momento lo que la motiva por ensima de todas las cosas es tener una comunión intima con su salvador, Jesucristo.